martes, septiembre 3, 2024
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Despatriarcalización en el sistema educativo

Felicidad Villegas Mamani

Despatriarcalización, una palabra que se ha estado utilizando bastante en los últimos años, es entendida como un proceso de transformación social que busca eliminar las estructuras sociales que reproducen la desigualdad entre hombres y mujeres. Nuestra Constitución Política establece que el Estado tiene la obligación de promover la igualdad entre hombres y mujeres; asimismo, la Ley 070 de educación, entre sus principios, busca promover la igualdad de género en todos los ámbitos de la educación.
Entonces, ¿qué puede significar la despatriarcalización, cuando se piensa esta palabra desde el interior de la administración educativa? Para mí, despatriarcalizar no es ni más ni menos que erradicar el machismo. Es transformar las relaciones de poder entre hombres y mujeres, por lo que el Estado tiene la responsabilidad de diseñar políticas públicas para acabar con el dominio social y político del patriarcado e implementar mecanismos educativos, preventivos o sancionatorios. Pero el mecanismo sancionatorio no es suficiente. Para fortalecer la participación de la mujer en espacios de poder, como son los cargos directivos en educación, se requiere una serie de acciones orientadas a garantizar la participación de las mujeres. Al mismo tiempo, eliminar los estereotipos de género en los materiales educativos, los cuales deben promover la igualdad de oportunidades para ambos géneros.
Pero por más políticas que sean empleadas, éstas no serán suficientes si no empezamos con una reflexión en torno a despatriarcalizar nuestro pensamiento, lo cual conlleva un proceso en el que debemos asumir que toda mujer no está obligada a ser madre, no está obligada a dar su vida por los demás y no está predestinada a sólo a labores de casa. Debemos replantear nuestra visión para emprender acciones transformadoras. El propio Ministerio de Educación puede diseñar estrategias para garantizar la participación de la mujer en puestos de liderazgo. Considero que, si se quiere promover la igualdad de género en la educación, se debe empezar por los procesos de institucionalización en la administración educativa, puesto que aún existen obstáculos que las mujeres deben superar para ocupar cargos que implican cierto mando de poder de decisión. Muestra clara de ello es que, en las direcciones distritales y departamentales, existe mayor cantidad de hombres ocupando cargos jerárquicos.
Despatriarcalizar los cargos directivos en el sistema educativo implica una serie de desafíos, como: la resistencia al cambio, pues implica cambios en las estructuras sociales, culturales e ideológicas; la desigualdad de poder, ya que las mujeres tienen menos poder que los hombres en la sociedad, lo que dificulta su participación en los procesos de cambio; y la violencia de género, puesto que la violencia de género es una de las manifestaciones más extremas de la desigualdad entre hombres y mujeres.
Pese a estos desafíos, la despatriarcalización en la administración educativa es posible desde un compromiso social, para ir construyendo una sociedad más justa e igualitaria, lo que constituye un proceso complejo y desafiante. Por ello, se requiere establecer mecanismos para reducir las brechas entre hombres y mujeres, desestructurar el sistema actual, reconociendo que las mujeres también son capaces de desenvolverse asertivamente en cualquier cargo jerárquico, y garantizar los espacios necesarios para su participación.

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