viernes, julio 26, 2024
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Reconstrucción nacional

Se impone la reconstrucción nacional, en el marco de los principios intrínsecos de la democracia, restituida el 10 de octubre de 1982, y no con el estilo de quienes conminaban a “caminar con el testamento bajo el brazo”. Aquella sigue vigente, pero en su trayecto ha fabricado nuevos ricos, en desmedro de quienes permanecen en la pobreza. Y quizá desde las épocas dictatoriales. Ni en tiempos de las vacas gordas, se mostraron solidarios con ellos. Siempre fueron discriminados. Ahora es el momento de dar prioridad a elementales requerimientos de los desfavorecidos.
Necesitamos una reconstrucción nacional, fundada en la reconciliación, por la unidad de bolivianos y las bolivianas. Sin odios ni revanchismos. Sin hacernos daño, entre nosotros. Sin perseguir a quienes piensan diferente. Sin abrir las cárceles para coyunturales adversarios. Sin estigmatizar a los seguidores de Cristo ni a los devotos de la Pachamama. Sin descalificar a quienes tienen versiones distintas de la realidad social, económica y política. Es que siempre estuvimos enguerrillados, con o sin motivo, en dictadura y en democracia. Enceguecidos por pasiones político sectarias, sin medir consecuencias. Que nos hizo perder, incluso, el sentido común.
Una reconstrucción nacional, sin ideologizar a la ciudadanía. Sin tratar de imponer libretos, que emanan de dictaduras de izquierda. Sin pactos ni alianzas con quienes siembran terror. Sin asimilar los métodos represivos de regímenes que sojuzgan. “La soberbia de muchos gobiernos ha impedido que en momentos conciliatorios se impongan condiciones y voluntades para conseguir una paz permanente a fin de forjar situaciones de concordia que abran las compuertas de los avances científicos y tecnológicos que aseguren el desarrollo y progreso sostenido de la humanidad” (1), anota un rotativo
Sin resquemores ni animadversiones, para orientales ni occidentales. Todos ellos trabajan por el engrandecimiento del país. Contribuyen al erario nacional mediante la exportación de productos tradicionales y no tradicionales. Extremando esfuerzos hacen Patria, aportan al bienestar social. No hay motivo para confrontarlos, sino hermanarlos por la anhelada unidad.
Practiquemos, en democracia, el diálogo. “Y dialogar entre posiciones distintas, siempre y cuando se renuncie a intereses personales y de sectores para pensar éticamente en el bien común, mirando a los demás como hermanos y no como a competidores” (2). Aprendamos a ser más tolerantes. Los violentos no hacen otra cosa, que disociar a la sociedad. Requerimos conciliar criterios, a favor de la unidad nacional. Llevar las aguas al molino de la Patria, en una época de crisis económica.
En suma: la reconstrucción nacional surgirá de la voluntad política de todos los bolivianos. Ojalá haya predisposición para tal objetivo.

NOTAS
(1) “Libertad y justicia cimientos de la paz”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 8 de enero de 2021.
(2) “Es posible avanzar en diálogo si se renuncia a intereses personales”. EL DIARIO, 15 de noviembre de 2023.

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