martes, noviembre 5, 2024
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Narcotráfico, problema que se agrava en el país

En el año 2013 ya se hablaba de la presencia del Comando Vermelho y el Primer Comando de la Capital, ambos del Brasil, que habrían cometido crímenes en el departamento de Santa Cruz. En 2016 y 2017 su presencia fue más evidente. El robo a una Joyería Imperio, por un botín de tres millones de dólares, luego el asalto a Brinks cerca de Roboré y otras operaciones de extorsión y secuestros en Cobija, Pando, causaron zozobra. Poco después fue acribillado a tiros un importante narcotraficante brasileño en Santa Cruz, relacionado con el Comando Vermelho. Pero el gobierno, minimizando los hechos, consideró que eran solo emisarios de grupos delictivos.
Autoridades nacionales de ese tiempo negaron que esas tenebrosas organizaciones quisieran establecerse en territorio nacional, ya que solo éramos “país de tránsito” de cocaína hacia el Brasil. No obstante, con el paso de los años los descubrimientos de enormes cargamentos de droga, trasladados por aire y tierra a países cercanos o lejanos, hacen que nadie pueda desconocer el crecimiento del narcotráfico en Bolivia.
Como en otros ámbitos, en nuestro país son débiles las instituciones que deberían hacer control estricto en nuestras fronteras. Además, en los últimos años la corrupción pública es alarmante. Hasta policías de alto rango han resultado involucrados en casos de narcotráfico. Por otra parte, las fuerzas del orden, por falta de equipo y entrenamiento, no tienen suficiente capacidad para frenar al crimen transnacional. Y a pesar de que constantemente se informa de decomisos de narcóticos dentro del país, no son detenidos los llamados “peces gordos” de esa lacra social. Además, no faltan poblaciones limítrofes que colaboran con los traficantes no solo por miedo, sino a cambio de recibir dinero fácil. Y, como señalan especialistas en el tema, los delincuentes foráneos operan luego de contar con información y colaboración interna.
Como muestra de que el problema se agrava, desde noviembre más de diez personas fueron ejecutadas por sicarios relacionados con el narcotráfico en “zonas rojas” de Santa Cruz, Beni y el trópico de Cochabamba. En esos lugares proliferan los asesinatos por encargo y a plena luz del día, sin que las fuerzas policiales hubieran podido detener a los responsables de esas muertes. Expertos aseguran que de esa forma se observa la expansión del narcotráfico en el país y que esas ejecuciones son señales para los grupos involucrados en tan nefasto negocio.
Por lo mencionado, cada vez es más visible la incursión de organizaciones criminales foráneas que desean asumir el control total de un comercio ilícito que mueve sumas millonarias de dinero y causa irreparables daños a la salud de sus víctimas. Otras investigaciones revelan rutas de traslado de drogas sin que se instaure control continuo y eficaz para erradicar ese mal. Por ello es urgente pedir apoyo internacional, reorganizar las fuerzas de control y modernizarlas para reducir tan nefasta actividad irregular.

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