domingo, julio 7, 2024
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El legado de Kissinger en América Latina

Abraham Coaquira Huancollo

Henry Kissinger, nacido el 27 de mayo de 1923 en Fürth, Alemania, se destacó como un influyente diplomático y político estadounidense durante la Guerra Fría. Emigró a Estados Unidos en 1938 para huir del régimen nazi y se naturalizó como ciudadano estadounidense en 1943. A lo largo de su carrera, desempeñó roles clave, siendo Asesor de Seguridad Nacional y Secretario de Estado bajo las administraciones de Richard Nixon y Gerald Ford.
En el contexto de América Latina, la actuación de Kissinger estuvo fuertemente marcada por la Guerra Fría y la lucha contra la expansión del comunismo. Aunque muchas narrativas históricas a menudo se centran en eventos específicos, como el golpe de Estado en Chile que derrocó al presidente Salvador Allende, Kissinger dedicó más tiempo y esfuerzo a la región de lo que suele reconocerse.
La influencia de Henry Kissinger en la política estadounidense hacia América Latina fue significativa y duradera. Como Asesor de Seguridad Nacional y posteriormente como Secretario de Estado, Kissinger desempeñó un papel central en la formulación y ejecución de la política exterior de Estados Unidos en la región durante la Guerra Fría.
Su enfoque pragmático y realista, fundamentado en la realpolitik, buscaba asegurar los intereses estratégicos de Estados Unidos en un contexto marcado por la bipolaridad entre Estados Unidos y la Unión Soviética. En este marco, Kissinger defendió la necesidad de mantener gobiernos aliados, incluso si eran regímenes autoritarios, con el argumento de que eran pilares fundamentales en la lucha contra la expansión comunista.
La doctrina de Kissinger en América Latina se manifestó en varios eventos clave, como el respaldo a gobiernos militares en Chile y Argentina. En Chile, su papel en el golpe de Estado que derrocó al presidente Salvador Allende en 1973 es emblemático de su influencia en la región. Kissinger justificó este apoyo bajo la premisa de evitar la consolidación de regímenes afines a la Unión Soviética.
Asimismo, su influencia se evidenció en la tolerancia hacia violaciones de derechos humanos por parte de regímenes aliados, como los ocurridos durante las dictaduras militares en Argentina y Chile. Kissinger priorizó la estabilidad política y la alianza estratégica sobre las consideraciones éticas, generando críticas y controversias tanto a nivel nacional como internacional.
En términos de incidencias concretas, Kissinger respaldó activamente la Operación Cóndor, una coordinación represiva entre dictaduras en América Latina. Documentos desclasificados han revelado su conocimiento y apoyo a estas operaciones, que incluyeron acciones violentas contra opositores políticos en la región.
Su influencia también se manifestó en cuestiones específicas, como las negociaciones sobre el Canal de Panamá y la gestión de conflictos bilaterales, donde buscó equilibrar los intereses estadounidenses con las demandas y preocupaciones de los países latinoamericanos.
La influencia de Henry Kissinger en Bolivia, particularmente durante el primer gobierno dictatorial del general Hugo Banzer Suárez, marcó un capítulo significativo en la política boliviana. Kissinger, como arquitecto de la realpolitik estadounidense, se consolidó como aliado estratégico en Bolivia.
En el contexto boliviano, la relación con Banzer Suárez fue un ejemplo claro de esta estrategia. Kissinger, respaldando regímenes autoritarios en pos de la estabilidad política, brindó apoyo y reconocimiento a Banzer, quien asumió el poder mediante un golpe de Estado en 1971. La doctrina Kissinger se reflejó en la tolerancia hacia acciones represivas y violaciones de derechos humanos, siempre y cuando el gobierno respaldado se posicionara contra el comunismo.
Este respaldo no se circunscribió exclusivamente al gobierno de Banzer; su influencia pudo haber permeado eventos políticos posteriores en Bolivia. La orientación pragmática de Kissinger, caracterizada por la búsqueda de estabilidad en medio de la Guerra Fría, posiblemente dejó una marca duradera en la política boliviana. Este legado cobra relevancia dada la coyuntura de los diferentes golpes de Estado y la inminente inestabilidad política, y posteriormente la hiperinflación, cuando las soluciones buscadas reflejaban el perfil que la crisis económica requería. Y las influencias provenientes de Estados Unidos, país promotor de determinadas recetas económicas, fueron significativas durante el gobierno de Paz Estenssoro. Gonzalo Sánchez de Lozada, quien fungió como ministro en dicho periodo y posteriormente asumió la presidencia en dos ocasiones, era muy cercano al gobierno de Estados Unidos, además, estuvo inmerso en una compleja trama política y social del país en su última administración.
Es importante considerar que la influencia de Kissinger en Bolivia no se limita a interacciones directas, sino que su doctrina y enfoque geopolítico podrían haber permeado la política boliviana a lo largo de diferentes administraciones. Este legado, marcado por decisiones pragmáticas y alianzas estratégicas, es parte integral de la historia política boliviana y su impacto perdura en la memoria histórica del país.

El autor es turismólogo y Relacionista Internacional.

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