viernes, julio 5, 2024
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Nuestros recursos naturales

Algunos países alcanzaron su desarrollo, según relata la historia, apropiándose de territorios ajenos, ricos en recursos naturales, renovables y no renovables. Otros se introdujeron de manera subrepticia, o mediante testaferros, para saquear y empobrecer a los más débiles. Con estas acciones depredadoras, se constituyeron, inclusive, en potencias, de la región y del mundo. No es necesario mencionarlos, porque están debidamente identificados.
Acá tuvimos a un notable cruceño, Dionisio Foianini Banzer, que, en la década de los 30, del siglo pasado, contribuyó, decididamente, a la recuperación del petróleo boliviano, de manos foráneas. Posiblemente fue una de las primeras medidas de esa envergadura, que se haya inscrito en la memoria popular, de todos los tiempos. Medida que redundó, indudablemente, en beneficio de los supremos intereses nacionales.
“La creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos y la estatización de los petróleos de la Standard Oíl Co. por fraude de la entidad, petróleos que fueron adjudicados a YPFB. Ambas cosas fueron planeadas, dirigidas y ejecutadas por Dionisio Foianini a quien debe el país la recuperación de esa riqueza”, se menciona en un texto de historia (1).
“El tiempo ha sometido nuestros principios a dura prueba; hoy los podemos suscribir nuevamente, con el mismo fervor y la misma convicción de hace más de cincuenta años”, sostuvo el aludido (2).
Por ello se quiere que los recursos naturales, del renglón de la minería, no sean explotados ni exportados hoy, en beneficio de ciertos grupos privilegiados. De éstos que se enriquecieron a espaldas del pueblo o amenazaron con desestabilizar gobiernos. Que intimidaron a la ciudadanía con movilizaciones propias de la intolerancia y la barbarie. Ellos que, en connivencia con fuerzas externas, se han propuesto acabar con lo poco que tenemos y con la vida, en particular. Envenenaron, ciertamente, en algunas zonas el agua que consumen las personas y los animales. Devastaron bosques y comunidades indígenas. Y es que fueron los “niños mimados”, de un régimen populista en declive.
Que dichos recursos naturales, sean utilizados, en democracia, no solo para cubrir las necesidades del momento, sino para elevar las condiciones de vida del pueblo boliviano, que pasa por una situación económica muy difícil en la actual coyuntura. Para mejorar el servicio de salud y el sistema educativo, con serias deficiencias, pese que tuvimos, en el pasado reciente, una bonanza económica, como resultado del auge gasífero. Para que los infantes y adolescentes, cuenten con una debida alimentación. Para que tengamos, en el venidero, a una generación fortalecida en el cuerpo y el alma. Para reducir el número de los menores que viven en la calle. Para atenuar los índices de la pobreza y del comercio informal. Para reducir, en lo posible, la brecha que separa a los que tienen, de los que no tienen. Son tareas a las que se debe dar prioridad.
En suma: que los recursos naturales nos traigan días mejores. Ojalá sea así.

NOTAS
(1) Humberto Vazquez Machicado, José de Mesa y Teresa Gisbert: “Manuel de Historia de Bolivia”. Empresa Industrial Gráfica E. Burillo y Cia., La Paz – Bolivia, 19 de marzo de 1958. Pág. 437.
(2) Dionisio Foianini Banzer: “Misión cumplida”. Talleres de Editorial Offset Boliviana Ltda., EDOBOL, julio de 2002. Pág. 92.

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