Accidentes de tránsito en carreteras del país

Uno de los problemas permanentes en el territorio nacional, cuyas lamentables consecuencias son heridos, fallecidos y daños materiales de consideración, es el de los frecuentes accidentes de tránsito en carreteras, particularmente en las de mayor movimiento motorizado, tanto por actividades particulares como de servicio público. En consecuencia, no faltan las noticias sobre choques de vehículos con pasajeros, vuelcos de campana de camiones de carga o flotas interdepartamentales, etc.
Un reciente caso tiene que ver con el vuelco de un motorizado de una empresa oriental que transportaba miles de litros de aceite con dirección a la zona fronteriza de Desaguadero. Como resultado del accidente, esa gran cantidad de líquido derramado fue a parar al río del mismo nombre, contaminando las aguas y vegetación del lugar, provocando la muerte de las aves, peces y anfibios y causando otros daños. Y a pesar de tareas de reparación, no son suficientes y el deterioro del ambiente se suma a otros, como las quemas de bosques y la contaminación de ríos con mercurio usado por cooperativas mineras.
En cuanto al accidente mencionado, una vez más se comprueba que el control de tránsito es deficiente y se deduce que no hay vigilancia estricta sobre motorizados que trasladan carga tan delicada o cuando transitan con exceso de pasajeros, a veces recogiéndolos de lugares de paso, de manera indiscriminada. En el mismo sentido, vemos por las carreteras a vehículos vetustos o carentes de las condiciones necesarias para brindar un servicio de transporte adecuado, lo que también sucede en las calles de las ciudades, particularmente en la ciudad de La Paz que, por sus cuestas, no es apta para motorizados en malas condiciones técnicas.
A lo descrito cabe añadir que es un pedido de todo tiempo el mantenimiento permanente de las carreteras, sin embargo, mientras la mayoría de los conductores paga por los peajes establecidos, existen, lo que es increíble, sectores privilegiados, como los transportistas del trópico cochabambino, que dan sumas irrisorias por usar vías. Lo peor es que los favorecidos aducen que es una “conquista social” ese pago ínfimo, a pesar de que se quejan por el mal estado de las vías que recorren. Y las autoridades nacionales se jactan de que en el país se lucha contra la discriminación. Lo cierto es que prevalece la decisión gubernamental de favorecer a los grupos afines al MAS, en desmedro de la población en general. Además, hace poco un parlamentario, sin respetar su investidura, que implica velar por los intereses nacionales, no grupales, ha planteado otra nacionalización de vehículos “chutos”, olvidando, por otra parte, que hay escasez de carburantes.
Todos los factores aludidos, son, pues, parte del problema de la inseguridad en las carreteras del país, problema que requiere un profundo análisis si no se quiere seguir lamentando pérdidas de vidas y deterioro del medio ambiente.