Insulta, amenaza, dice las cosas sin tacto o con brutalidad, chilla, habla, con un tono de voz muy elevado, de traición y mentira. Fulmina con la mirada, se pone rojo de rabia, hace gestos autoritarios, adopta una postura prepotente cuando es interrogado por periodistas. No respeta a los otros, ya que da su opinión y manifiesta sus sentimientos sin importarle si molesta a alguien. No cede ante los deseos de las organizaciones sociales fundadoras del MAS y su petición de renovación de liderazgo, a pesar de que sean justos los pedidos. Como sea quiere imponer su criterio, viola los derechos de los otros con amenazas de bloqueos y convulsión social si no se cede a su capricho. Este estilo de comunicación agresivo del ex mandatario demuestra una verdad: Está solo.
Elizabeth Noelle – Neumann, en su libro “La espiral del silencio” nos da un argumento sólido en cuanto a lo ocurrido en Bolivia. A partir del 2005 con la llegada del MAS al poder, los que estaban convencidos de que el “proceso de cambio”, era el adecuado para Bolivia, pensaban que sus ideas acabarían siendo aceptadas por todos los bolivianos. Así estas personas se expresaban abiertamente y defendían con uñas y dientes sus puntos de vista. Los que rechazaban el “proceso de cambio”, se sentían marginados, se retiraron, se fueron del país y muchos se callaron. Este es el proceso que podemos calificar como la espiral del silencio en nuestro país. Pero este fenómeno psicológico de masas, después de los hechos del 21F, noviembre 2019 y crisis política interna del MAS 2023, está empezando a revertirse, es decir, la espiral del silencio.
Como dice Elizabeth, el clima de opinión depende de quien hable y quien permanezca en silencio. Los que confían en la victoria de un movimiento opositor en Bolivia se pronuncian y los perdedores, más la crisis interna que vive el instrumento político, tienden a callarse, por ejemplo yo me suelto cuando me siento en armonía con el espíritu de la época y la realidad que vive el país, porque tengo la capacidad humana, como cualquier otro individuo, sea este político o no, de percibir el clima de opinión pública. Es por eso que el instrumento político como su líder tienen un profundo miedo en el fondo. Porque solo la amenaza y el pavor del jefe y del partido a quedarse solos genera la espiral del silencio en su contra. El miedo al aislamiento es la fuerza de la espiral del silencio.
“El apoyo de la opinión va abandonando al régimen del MAS, hasta que éste acabará por derrumbarse y los partidarios defensores del “proceso de cambio”, perdida la confianza y la seguridad de lo que hay que alabar o condenar, intentarán en las próximas elecciones vincularse a las nuevas pautas y nuevos liderazgos emergentes”.
El ex mandatario Evo Morales, tras el fallo del TSE en su contra, amenaza con una batalla legal y en las calles. Sufre otro revés y habla de golpe a la democracia interna del MAS; expresa que los invitados del MAS, ahora son traidores de su partido. La CSUTSB pide al ex mandatario llamar pronto a un nuevo Congreso y propone a Sucre como la sede de esta nueva reunión. Dice que dirigentes del ala “evista” piden a gritos que el ex mandatario vuelva a la presidencia para salvar a Bolivia. Un viceministro del ala “arcista” advierte que cualquier cosa que le pase al MAS, es responsabilidad del ex mandatario. Para la mayoría de la población, Luis Arce y el ex mandatario morales no son los mejores lideres para afrontar el reto de la Bolivia del futuro.
Este gobierno del MAS, no sabe lo que es, o lo que va a hacer, no hay un plan para hacer frente a la crisis económica que se viene, no hay orden porque carece de institucionalidad, ni puede poner en marcha su plan de gobierno o programa porque no hay plata, nada hay, ha sido rebasado por el narcotráfico, la corrupción, el tráfico de influencias y la parasitocracia. Y qué puede salir de la nada, qué queda sino frustración, miseria, desigualdad e injusticia. Bolivia se muere de desilusión, debido a las mediocres promesas políticas de industrialización que nos han metido en la cabeza con tanta publicidad gubernamental engañosa, donde los únicos ganadores son los medios de comunicación comprados por la pauta publicitaria.
El expresidente Morales está solo, abandonado, aislado en el Chapare, huele a cadáver político, es el único que no se ha dado cuenta de lo que todos sabemos, su tiempo se ha acabado. Por culpa de sus malas decisiones en el pasado, hoy en Bolivia hay escasez y mala calidad de los productos de consumo y de los servicios públicos. Siguiendo su ejemplo, la corrupción de los funcionarios públicos se ha encarnado en el amiguismo, tráfico de influencias, sobreprecio en las obras públicas, encubrimiento, nepotismo, venta de cargos públicos, falta de ética y moralidad en la administración pública. En vez de “socialismo”, existe en Bolivia “sociolismo”, con la palabra castellana “socio”. Los socios de la corrupción institucionalizada, quieren volver al poder. Señores funcionarios públicos, han actuado con ineficacia y en algunos casos con corrupción, ¡han ido demasiado lejos!
Con los mismos de siempre, con los socios de la corrupción, no se podrá realizar el milagro del desarrollo en nuestro país. Existe un inconformismo palpable por la mala conducción del gobierno y su desgastada política económica. Bolivia no ha podido romper su dependencia económica de los recursos naturales. Esta política extractivista, está ciertamente condenada si nada hacemos ante el desastre económico. Bolivia necesita urgentemente una reforma del Estado, una reforma social, un ajuste económico – administrativo y de reafirmación nacional de su identidad cultural. Bolivia atraviesa por una época trágica de sufrimiento nacional, pero de ninguna manera deja de oponer resistencia, ni acepta la ruina del país como decreto de la fatalidad, porque debemos lograr la segunda independencia de Bolivia. Debemos todos salvar a Bolivia de la oscuridad que se viene.
Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Postgrado.