jueves, noviembre 28, 2024
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Felicidades y gloria para todos en 2024

El año que termina encontró a la ciudadanía boliviana con un panorama de dificultades económicas y políticas de viejo origen, con la perspectiva de continuar con el mismo ritmo y velocidad que en tiempos pasados. Una especie de destino de marchar hacia atrás y de mal en peor pareciera que se mantiene invariable, mientras fuerzas antinacionales y antidemocráticas continúen existiendo y no sean combatidas recurriendo a valores a favor del bienestar general.
La situación negativa del país tiene su origen en tiempos pasados, pero en últimas décadas ha ingresado en una vorágine cada vez más aniquiladora. Las crisis de fines de siglo pasado, se agravó a principios del presente y adquirió velocidad a raíz de querer hacer de Bolivia un tubo de ensayo para experimentos exóticos, introducidos en la vida política nacional, por vía de contrabando.
Esa aventura llevó al país a un nivel insoportable, al extremo, en forma casi inconsciente, espontánea, sin dirección ni objetivos, hasta que en el año 2019 se produjo una insurrección popular, que puso final al gobierno populista de entonces y, a la vez, se trató de rectificar el curso de la historia nacional, desviado hacia un estado catastrófico. Sin embargo, luego del levantamiento de los ciudadanos, quienes formaron parte del gobierno transitorio solo mostraron improvisación, sin la menor perspectiva histórica ni política, por lo que devino en un círculo vicioso y terminó donde había empezado, para poner las cosas en punto cero, para empezar de nuevo. Entonces, el país quedó en peor estado, pero con la esperanza de volver al orden democrático.
Después, la restauración del anterior régimen masista, en vez de ofrecer soluciones, está volviendo a trabar la rueda de la historia, lo que se agrava por factores internos y externos, más de los primeros que los últimos. Vale decir, siguiendo una sentencia popular, se cayó sucesivamente de la sartén a las brasas, a pesar de que la esperanza de tener una etapa de grandeza, jamás desaparece y llegará más tarde que temprano, como se perfila en el horizonte, ya que la nación y la democracia, en nuestra historia, nunca desaparecerán, pues los pueblos siempre generan las organizaciones y los conductores que los llevarán a nuevo destino.
Al acabar el año 2003, numerosos problemas quedan sin solución, como la difícil situación económica, por el agotamiento de las reservas de gas, principal fuente de ingresos, la escasez de dólares, el desempleo que es disimulado por la informalidad, las agresiones contra las reservas naturales, la contaminación de aguas por la actividad minera, los constantes enfrentamientos entre masistas, las deficiencias en servicios públicos, etc.
Esperando un cambio de timón para que millones de bolivianos mejoren sus condiciones de vida, en vísperas del Segundo Centenario del nacimiento de Bolivia, EL DIARIO desea para todos, felicidades y nuevos días de gloria en el año nuevo.

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