Hay un dicho que señala “que la verdad es lo que es, y seguirá siendo verdad, aunque se piense al revés”. Esta situación se traduce en el desplome de las reservas internacionales netas (RIN) hasta diciembre de 2023, lo cual puede derivar en serias consecuencias para la economía del país, que al final, las sentirán los ciudadanos de a pie.
Según datos del Banco Central de Bolivia (BCB), las RIN entre agosto y diciembre de 2023, bajaron de $us 2.147 millones a $us 1.709 millones, de los cuales sólo existe en efectivo $us 166 millones. La caída es histórica porque en 2014, las reservas internacionales estaban en $us 15.122 millones, es decir, se gastó $us 13.413 millones.
Las autoridades del BCB señalaron que en 2023 fueron usados los recursos de las RIN para la importación de carburantes ($us 2.682 millones), el pago de la deuda externa ($us 1.490 millones), se inyectó dólares a la economía ante su escasez ($us 1.730 millones) y se espera que este año se incremente la cifra. Los servidores públicos olvidaron mencionar que las reservas internacionales también se utilizaron para constituir empresas estatales y subvencionar los carburantes y alimentos desde hace más de una década.
¿Para qué sirven las RIN? Son activos que sirven para garantizar el pago de la deuda externa y contraer nuevos préstamos, garantizar las exportaciones e importaciones de bienes, mantener la estabilidad de la moneda nacional y es el respaldo financiero con que cuenta un país para enfrentar los efectos macroeconómicos adversos.
¿Cuáles son los efectos que se pueden generar cuando las reservas internacionales caen de manera abrupta como en el caso boliviano? La respuesta a la consulta tiene varias argumentaciones que son las siguientes:
Primero. La merma en las reservas internacionales pone en riesgo la falta de dólares para la importación de gasolina y diésel, debido a que el país no produce las suficientes cantidades de líquidos porque no se realizaron los suficientes trabajos de exploración y explotación hidrocarburífera. Los proyectos de biodiesel, etanol y otros que fueron dados a conocer por el gobierno, aún están en proceso, pero la demanda de carburantes se incrementa de forma paulatina.
Segundo. Se pone en riesgo la estabilidad de la política cambiaria, lo cual puede traducirse en la consolidación de un mercado negro para la compra y venta de dólares. En la actualidad, en el sistema financiero existe una restricción para el acceso a dólares, lo cual se traduce que en las calles la divisa estadounidense se comercialice la unidad en un promedio de Bs 7.50.
El mensaje gubernamental con relación a que los bancos tienen la suficiente provisión de dólares o que existe una especulación caen en un saco sin fondo, porque la realidad es otra. Esta situación, la falta de dólares, es un aliento o una ayuda para el contrabando y un duro golpe a la formalidad.
Tercero. Se pone en riesgo la balanza de pagos, que son las transacciones comerciales de importación y exportación de bienes. Si no se garantiza la suficiente cantidad de dólares para este sector, se puede causar un perjuicio en el proceso de producción, pues se requiere realizar la internación de bienes de capital o insumos para el sector privado o público.
Esta es la misma situación para los exportadores, porque se debe pagar en dólares toda la operación de la logística cuando se realiza la venta de bienes al exterior, el retraso o el incumplimiento puede causar penalidades o la pérdida de un mercado.
Cuarto. La caída de las reservas internacionales coloca en una mala posición al país ante el mercado financiero internacional, porque ya no es vista como un buen pagador ni como alguien que tenga las suficientes garantías para pagar sus deudas. Esta situación se refleja en las bajas calificaciones que establecieron las calificadoras internacionales en el año anterior.
El deseo de colocar bonos soberanos en el exterior ($us 2.000 millones) deberá afrontar las altas tasas de interés, así como los futuros créditos que el gobierno pueda contraer, porque Bolivia se convirtió como aquel vecino que busca prestarse dinero de los amigos, pero las joyas que posee no garantizan el pago del préstamo, por tanto, la tasa de interés que debe pagar será alta.
Quinto. Esta situación genera incertidumbre y desconfianza en los operadores financieros, inversores nacionales o extranjeros, y en la población en general, lo cual agrava la situación económica. La propaganda oficial dice que estamos bien, que hay bajo desempleo, que hay dólares o que la inflación es baja, pero sólo busca tapar el sol con un dedo, porque la realidad es otra en las calles.
Entonces, si no existe la suficiente cantidad de dólares en las reservas internacionales para la importación de carburantes (gasolina y diésel), garantizar las exportaciones o importaciones, el pago de la deuda externa y establecer la suficiente oferta y demanda de la divisa estadounidense con el fin de aplacar el mercado negro, la situación económica del país podría ingresar a una crisis inevitable. El momento en que una familia ya no tenga la capacidad de pagar su deuda o de garantizar la compra de carburantes para su subsistencia ingresa a un default, y en ese momento, sólo les queda apagar la luz de la casa.
Solución
Es necesario un impulso a las exportaciones de bienes y la apertura de nuevos mercados externos sin restricciones, atraer inversión extranjera y nacional, apoyar al sector del turismo, eliminar el Impuesto a la Transacción Financiera (ITF) para que la gente deposite sus dólares en la banca, acelerar los trabajos de exploración y explotación hidrocarburífera e implementar los proyectos de biodiesel, el cierre de las empresas estatales deficitarias, la reducción del gasto corriente, a través de la reducción de salarios de los ministros, viceministros, directores y jefes de unidad de la administración pública.
Asimismo, es necesario realizar un pacto productivo público y privado para elevar la productividad, porque la única manera de salir de la actual situación es mediante la generación de dólares y más dólares.
El autor es periodista.