Los países se han desarrollado, en su mayoría, en función de sus recursos naturales, renovables y no renovables. La explotación y la exportación de éstos generaron importantes ingresos, que permitieron construir el andamiaje de un futuro mejor. Lo hicieron con la intervención tanto del Estado, como del sector privado. Pese a esa realidad, la pobreza, como signo de desigualdad social, siempre ha prevalecido. Posiblemente solo son unos cuantos se han enriquecido. Entre éstos políticos de derecha e izquierda, que están acostumbrados a vivir succionando las arcas fiscales, hasta el hartazgo.
Por consiguiente: el cobre ha sido el sustento de la economía chilena. Considerado como “la viga maestra” del desarrollo económico de ese país. Alguna vez se dijo también que el cobre era “el sueldo de Chile”. El país transandino, en este contexto, lidera la producción mundial de cobre y el Perú estaría ocupando el segundo lugar. “En 1971 el Gobierno nacionaliza la gran minería del cobre y el hierro” (*).
Chuquicamata, según informaciones de la nación vecina, sería la mina de cobre y oro, a rajo abierto, más grande e importante del mundo. Ubicada a 15 Km al norte de Calama, en la región de Antofagasta. Sometida, en la actualidad, a un proceso de transformación, con el propósito de mejorar el sistema de explotación. La mina Escondida, es otro yacimiento de pórfido de cobre, de oro y plata, situada en el desierto de Atacama. Se la considera, asimismo, como mina de cobre de dimensión mundial. Estuvo a cargo de la empresa BHP.
La Corporación del Cobre de Chile, Codelco, es la principal entidad estatal, productora de ese mineral en el mundo. Luego se menciona a complejos mineros, como: Río Blanco, en los Andes, que opera desde 1970. Radomiro Tomic, en Calama, desde 1995. Minera Gaby, en Antofagasta, desde 2008. Ministro Heles, en Calama, desde 2013. Antofagasta continúa siendo la más importante región productora de cobre. La región de Atacama también va en crecimiento, según informan. El Estado chileno es dueño absoluto de todas las minas de oro, plata, cobre, azogue, estaño, piedras preciosas y demás sustancias fósiles.
Acá, en Bolivia, se nos agotó el gas y estamos esperanzados en el litio. Pese a todo ello la minería y los productos no tradicionales, dieron, en los últimos tiempos, buenos y alentadores resultados. Entre tanto la situación económica tiende a deteriorarse. El desempleo se incrementará, la informalidad irá en crecimiento y el contrabando hará de las suyas, para desgracia nuestra. Otra cosa hubiera sido si la invasión, en la época del guano y el salitre, no nos hubiera arrebatado territorios mineralógicos tan valiosos y promisorios. Pero todo ello corresponde, ciertamente, a la historia.
En suma: bolivianos y bolivianas están conminados, ahora más que nunca, a preservar y defender los recursos naturales, renovables y no renovables, cuya riqueza nos permitirá solucionar nuestros problemas coyunturales, tan difíciles.
(*) “Visión” – La revista interamericana. 17 de noviembre de 1980. Volumen 55 – N° 11.