Izquierda y derecha, unidos para elegir magistrados

La idea más “brillante” que se pudo concebir en la Asamblea Constituyente del año 2008, para introducirla en la nueva Constitución del Estado Plurinacional, fue que para nombrar magistrados, previamente debían ser escogidos por sus amigos parlamentarios y, enseguida, elegidos por voto popular, disposición recibida con plácemes por unos y rechiflas por otros.
Pero, ¿quién podría decir que esa proposición era correcta o no? ¿Que tendría éxito absoluto? La respuesta es únicamente la práctica.
Se puso en aplicación la idea de elegir magistrados por esa vía, pero el resultado fue negativo a todas luces. Pese a esos fracasos, ahora se insiste en repetir el error y convocar a elecciones con el mismo obsoleto procedimiento, hasta que finalmente se quedó en un callejón sin salida y al borde de un nuevo colapso.
No se concibe que esa repetición podría ser más deficiente que la original y no menos que una estupidez, ya que cuando se comete un error garrafal, debe ser corregido y jamás repetido, so pena de negar hasta la lógica elemental.
Por tanto, quienes están empeñados en realizar elecciones de magistrados a dedo (sistema que tampoco funcionará) están contra la realidad y son partidarios del régimen populista y carecen hasta del sentido político común, lo que se confirma.
El MAS de Evo Morales quiere elección de magistrados de acuerdo con sus deseos, según su Constitución Política. Inclusive amenaza con paralizar el país, ya que, pese a su impopularidad, ha ganado amigos entre sus enemigos. En efecto, los que se llaman de oposición tienen el mismo capricho, por consiguiente, han formado un eje común, se han unificado a los oficialistas en los hechos, aunque en las palabras (que se lleva el viento) dicen que son opositores. La oposición “sensata” quedó de socia del MAS, ambos están en un plan de desestabilización del gobierno actual, nada menos que para llevar a Evo al poder.
En esa forma y según los hechos, los grupúsculos opositores de palabra (Comunidad Ciudadana, Creemos, etc.) se han unido a los oficialistas para defender el engendro populista. Así se repite la historia de los que por falta de visión histórica devuelven el poder al enemigo.
En realidad, se demuestra que los extremos se unen y proponen la misma cosa.