Parece que estuviéramos en una guerra mundial porque, al fin y al cabo, se trata de una transnacional decidida a acabar con el capitalismo, el cristianismo y, de paso, imponer el reinado de las mafias.
En la región, el frente de batalla más caliente, en este momento, es Ecuador, donde las mafias acaban de asesinar al fiscal que investigaba el asalto que ellas hicieron a un canal de Tv.
Mafias torpes, incapaces de usar en Ecuador el estilo de las bolivianas, que tomaron control de los medios de comunicación usando solamente los coca-dólares y algunos testaferros o prestanombres.
Ahora, el gobierno de Daniel Noboa, de la tendencia liberal, pide la ayuda de Estados Unidos, incluso la ayuda militar, porque percibe que su país está enfrentado a una transnacional.
En efecto, el expresidente colombiano Iván Duque definió al bloque de países que alientan a las mafias con el nombre de “transnacional del crimen organizado”.
Esta transnacional no propone el comunismo, porque sabe que ha sido un fracaso en la URSS, pero su objetivo es destruir los Estados, precisamente para imponer el reinado de las mafias.
Otro frente de batalla en la región es Argentina, donde los narcos han lanzado sus furiosas huestes en La Matanza, Buenos Aires, y en Rosario, Santa Fe.
Son narcos muy perspicaces, ahora conscientes de que deben combatir al gobierno de Javier Milei porque quiere acabar con el peronismo, aliado y promotor de las mafias.
Las mafias del narco son felices en Venezuela y Cuba, donde operan en alianza con los jerarcas de sus gobiernos, un feudalismo con el nombre de comunismo. El Cártel de los Soles, creado en Venezuela, se ocupa de enviar droga a Estados Unidos usando la isla de Cuba como un puente. ¡Viva la revolución!
En Bolivia, los narcos están atacando ahora al TCP por un detalle de interés electoral que no interesa sino a los masistas, una minoría muy agresiva, pero con muchos recursos económicos.
Mientras tanto, las mafias gozan del apoyo del Gobierno, un gobierno creado, al fin y al cabo, por ellas mismas.
El INRA distribuye tierras fiscales, incluso dentro de parques nacionales, a los seguidores del comandante nacional de los cocaleros, porque el proyecto consiste en hacer de Bolivia el Afganistán de Sudamérica.
Las mafias que operan en Bolivia conviven armoniosamente porque se han distribuido el territorio. Los únicos roces son los que se dan en territorio boliviano entre las mafias brasileñas, que se odian, porque una es de Sao Paulo y la otra de Río, peor que el odio entre el Palmeiras y el Flamengo.
Es decir que en la región estamos viviendo una guerra mundial.
Siglo21bolivia.com