Cuando en el año 2006 fue posesionado como presidente Evo Morales Ayma, líder del Movimiento al Socialismo (MAS), se anunciaba que comenzaría un “proceso de cambio” que implicaba, por lo menos, no repetir los males de los que se acusaba a los partidos políticos tradicionales que habían antecedido al nuevo régimen imperante.
Sin embargo, a 15 años de haber sido creado el Estado Plurinacional de Bolivia, el balance que se puede hacer de tantos años de gobierno muestra muchos más errores que aciertos. A pesar de que el MAS llegó al poder mediante elecciones, no se puede olvidar que previamente utilizó estrategias violentas para aterrorizar a las poblaciones urbanas, como hacer desfilar grupos de campesinos con formación militar para reprimir cualquier manifestación de protesta. O la organización de paros y bloqueos hasta lograr que sus demandas partidarias sean atendidas.
Tal actitud pone en entredicho, por ejemplo, que el masismo sea respetuoso del sistema democrático, el cual consiste en tolerar las expresiones que no sean favorables a los gobernantes izquierdistas. Otras pruebas de que la principal meta del MAS es permanecer en el poder de cualquier manera, ha sido desconocer el resultado de un referéndum en el año 2016 o manipular el sistema electoral o la justicia para que Morales sea reelegido cuando lo desee, aduciendo que ese es un derecho humano. Y si no se logra el éxito de esa manera, entonces se recurre al bloqueo de caminos, como sucede actualmente, para lograr la renuncia de los magistrados auto prorrogados.
Lo peor es que surgen cínicas declaraciones de los organizadores de esa medida tan perjudicial para los sectores productivos. Los intransigentes afirman que es para velar por el estado de derecho, por hacer respetar la Constitución Política, que es para cuidar los intereses del pueblo, etc. Pero, en el fondo, a los bloqueadores solo les interesan objetivos partidarios, ahora del sector del MAS que apoya la postulación de Morales para las elecciones generales del 2025.
Y en el ámbito de la economía, no se puede olvidar que los gobiernos del MAS administraron miles de millones de dólares como producto del auge de los precios del gas abundante con el que contábamos en la gestión gubernamental que empezó en 2006. Esas reservas energéticas habían sido dejadas por regímenes anteriores. Sin embargo, esas enormes cantidades de dinero, en general fueron derrochadas en obras sin previa planificación, solo entregadas para favorecer a grupos afines al MAS.
Como resultado de tan deficientes gobiernos masistas, han desaparecido muchas empresas formales, algunas de las cuales aportaron con el pago de tributos por décadas al Tesoro público. Hoy vemos, por un lado, desempleo u ocupaciones precarias y, por el otro, nuevos ricos que, por el auge de la corrupción y la informalidad, como el contrabando y el narcotráfico, sin rubor hacen gala de su riqueza organizando ostentosas fiestas o movilizándose en motorizados de lujo.
Mucho más se podría decir de la realidad actual, por lo que millones de bolivianos que viven al día de su trabajo honrado, ¿tienen algo que festejar en un nuevo aniversario del Estado Plurinacional?