domingo, noviembre 17, 2024
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La democracia languidece

Severo Cruz Selaez

La democracia languidece no precisamente acá, sino en otros países donde se impone el autoritarismo. Donde éste, por sus propósitos político ideológicos, la utiliza para perpetuarse en el Poder. Persiguiendo, excluyendo y encarcelando a quienes piensan diferente. Despropósitos y excesos, que rebasaron todo fundamento democrático, los cuales fueron denunciados, reiteradamente, ante la comunidad internacional.
La democracia promueve y garantiza la libertad. Siempre asumió ese rol histórico, en el pasado mediato e inmediato, en todos los pueblos donde su presencia fue requerida. Se constituyó, según la historia, en referente incuestionable del respeto y preservación de la libertad, pese a circunstancias adversas. Por cuanto, ésta honra y enriquece los supremos objetivos de aquel sistema, manipulado y tergiversado en la actualidad, por quienes pretenden subyugar a sus pueblos y dejarlos en la pobreza y el hambre.
En democracia se debería intercambiar ideas, limar asperezas, buscar consensos y emprender proyectos por el bien común. Tarea que debería ser encarada, en unión de esfuerzos, por oficialistas y opositores, por empresarios y trabajadores. Pero parece que los intereses sectarios tergiversaron dichos objetivos, tan necesarios para atisbar el futuro.
Pero la conculcación de la libertad, aplicando diferentes métodos represivos, es un retroceso a tiempos de la barbarie, cuando los tiranos se imponían, amenazando, intimidando y empleando la fuerza bruta. Entonces nadie era digno de divergir ni expresarse libremente. Todos eran controlados por espías al servicio de aquellos. Posiblemente ocurre lo propio ahora, en las dictaduras socialistas de la región, donde se controla con una red de delatores a los opositores o adversarios. Ello por el afán de encerrarlos en las mazmorras más infrahumanas, por haber divergido con el régimen.
“En la democracia, en su ejercicio diario, se encuentra la única, autentica y verdadera barrera contra los regímenes despóticos y totalitarios. Es en ella donde los pueblos pueden encontrar la libertad, la paz y la justicia, trípode sobre el cual se cimienta la posibilidad de crear una sociedad en la que tengan cabida todos los hombres sin distinción de razas, credo, sexo o condición social”, sostiene el Manifiesto, suscrito en Caracas, por los jefes de Estado de las repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá (*).
“Ratificamos nuestra fe democrática no sólo como sistema político sino como forma de vida, garantía eficaz contra la anarquía y el despotismo. Afirmamos la democracia de participación como la opción latinoamericana para transitar rutas de progreso hacia el porvenir”, agrega el documento.
En suma: solo en democracia los pueblos podrán vivir en paz y alcanzar la libertad en su plenitud. Es que democracia y libertad se fusionan, promoviendo la paz y el bienestar social. En ese entendido se debería preservar ese sistema, sin desvirtuar sus principios intrínsecos.

(*) “Manifiesto a los pueblos de América Latina de los Presidentes de las Repúblicas Bolivarianas”. Suscrito en Caracas, Venezuela, el 24 de julio de 1983.

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