La finalidad de todas las asociaciones políticas, es la protección de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre.- DHyC.
La historia de la práctica política en Bolivia, está llena de incongruencias entre el discurso político y la acción. Desde el nacimiento de la Patria hasta nuestros días, cada partido político que se presenta en los comicios electorales, lucha por dirigir la nave del Estado, para lo cual, socializa un determinado discurso y proyecto político favorable para los bolivianos. Se denomina: Plan de gobierno, que tiene como objetivo el impulso hacia el desarrollo económico y social del país, en el que los integrantes de los distintos partidos políticos, se muestran como salvadores y voluntarios héroes, que desean trabajar únicamente por la Patria, arguyendo que no tienen interés personal de por medio. Dicen que están dispuestos a trabajar de manera gratuita, bajo el lema: “servir al pueblo”, en el marco de la transparencia y honestidad, con el propósito de satisfacer las demandas del pueblo boliviano. Discurso elaborado con mucho cuidado, sobre la base de las necesidades reales del pueblo elector, exponiendo las demandas coyunturales y aspiraciones futuras de la población votante. No sólo las exponen, sino que trazan los caminos para ser alcanzados plenamente.
Ante tal discurso, el pueblo se inclina en las urnas hacia el partido político que mejor presentó su Plan de gobierno, con el que se identifica y espera mejorar su situación económica y social. Por esta razón, nuevamente va depositando la confianza y la esperanza, creyendo que esta vez sí va a cumplir con su proyecto político, por lo que, mediante el ejercicio de su derecho político, el pueblo le otorga el poder en las urnas. Es así cómo se repite la historia de la acción política en Bolivia, Cada acto electoral se constituye en el escenario político esperanzador para el ciudadano, quien ve reflejada la solución para sus problemas y necesidades. Ya que, si al Estado boliviano le va bien, por adhesión, también le irá bien al ciudadano, como miembro del Estado. Bajo esta premisa, se entiende la política, como aquella ciencia de la administración de la cosa pública, que se ejerce con el mandato otorgado por los electores en una sociedad democráticamente organizada.
Una vez que un partido político, obtiene los votos necesarios para asumir el poder político, éste en la silla del poder, de forma inmediata, va olvidando los contenidos de su discurso y proyecto, hasta llegar a convertirse en “sicario” de sus propios principios ideológicos. Con lo que, cada acción contraria a sus principios, es un paso hacia su panteón político. Algunos van muy de prisa y otros a paso firme hacia su final sin retorno.
Esta situación ocurre, debido a que no aprendieron ni se interesaron en el conocimiento de la ciencia política. Dicho de otro modo, no cultivaron el conocimiento científico, mucho menos recibieron la formación ética, sólo aprendieron bien la “viveza criolla”, para aprovechar la oportunidad en beneficio propio, sin importar las consecuencias causadas para los demás ciudadanos y el país. Si queremos acabar con los engaños políticos, se tiene que formar a los hombres y mujeres del Estado, con valores y principios de servicio a la sociedad, no como sucede en la actualidad, que los “políticos” simplemente se sirven del pueblo, que les dio el poder, y su sigla política no es otra cosa que un instrumento para enriquecimiento ilícito. Como consecuencia, los corruptos pululan en casi todas las instituciones públicas, por lo que, el Estado no se puede desarrollar, mucho menos la sociedad, porque cuanto más corruptos son los “políticos”, más pobre es el pueblo.
El autor es Licenciado en Filosofía.