sábado, julio 6, 2024
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El Papa pide poner fin a guerras en Oriente Próximo y Ucrania

El Papa reclamó a los responsables políticos que pongan fin a las guerras en Oriente Próximo y en Ucrania, a tiempo de advertir a los fieles que no se cansen de rezar por la paz y de esta manera terminar con los conflictos bélicos en todo el mundo.

«No nos cansemos de rezar por la paz, por el fin de los conflictos, por el cese de las armas y por el alivio de las poblaciones extenuadas.», señaló el Pontífice durante la audiencia general de ayer.

En su alocución ante decenas de personas en el aula Pablo VI del Vaticano, el Papa recordó que ayer se celebró el Día de la Memoria de las Víctimas del Holocausto al condenar que la guerra «es la negación de la humanidad». También aseguró que los conflictos bélicos suponen «siempre una derrota» donde los «únicos vencedores son los fabricantes de armas».

Francisco denunció también que desde Ucrania llegan «noticias inquietantes» sobre bombardeos contra civiles. «Pienso en las inquietantes noticias que llegan de la atormentada Ucrania, especialmente en los bombardeos que golpean lugares frecuentados por civiles, sembrando muerte, destrucción y sufrimiento», apuntó.

El Pontífice dedicó la catequesis de ayer al pecado de la avaricia que definió como «esa forma de apego al dinero que impide al hombre la generosidad». «La avaricia –explicó Francisco– no es un pecado que concierne sólo a las personas que poseen grandes bienes, sino un vicio transversal, que a menudo no tiene nada que ver con el saldo de la cuenta bancaria».

Afirmó también que la avaricia puede apoderarse también «de monjes que, tras haber renunciado a enormes herencias, en la soledad de su celda» se acaban apegando a «objetos de poco valor». El Papa condenó así el apego a los objetos que acaban convirtiéndose en una «especie de fetiche».

POR MUCHO QUE SE ACUMULE, «EN EL ATAÚD NO CABRA»

«Por mucho que una persona acumule bienes en este mundo, de una cosa estamos absolutamente seguros: de que en el ataúd no cabrán», sentenció.

El Papa reflexionó así sobre el «sinsentido» del pecado de la avaricia y aseguró que «algunos ricos ya no son libres». «Ya ni siquiera tienen tiempo para descansar, tienen que mirar por encima del hombro porque la acumulación de bienes también exige su custodia. Están siempre angustiados porque un patrimonio se construye con mucho sudor, pero puede desaparecer en un instante», concluyó. (Europa Press)

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