lunes, noviembre 18, 2024
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Medida para proteger a niños que están en calles

Uno de los problemas que causa mayor preocupación en la sociedad boliviana tiene que ver con la situación de numerosos niños y niñas que deambulan por las calles de las ciudades del país, donde se concentran familias, muchas migrantes, para dedicarse a actividades de subsistencia, como la venta de productos en pequeñas cantidades. Es decir que, mientras los padres se dedican a la venta callejera, muchos menores aparecen junto a ellos en magras condiciones. Otros niños, obligados por la difícil situación económica familiar, también salen a vender golosinas, a lustrar calzados o a pedir limosna.

Tal situación es conocida por el ciudadano común, que a diario se moviliza por las calles de las urbes para realizar diferentes actividades. Mientras que, las autoridades llamadas a tomar en cuenta tales problemas, generalmente se dedican a minimizarlos o a anunciar medidas paliativas, las cuales al no ser permanentes no contribuyen, como en este caso, a mejorar las condiciones de vida de los menores sometidos a vida tan dura.

Por ello, resulta alentadora la noticia sobre que la alcaldía de Cochabamba pondrá en funcionamiento guarderías para cuidar a los hijos de los vendedores callejeros o de personas que ofrecen servicios ocasionales. Tales recintos acogerán a menores de padres que no tienen dónde dejarlos mientras trabajan. Cabe resaltar que hace poco la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, la Policía y el Sedepos, realizaron un operativo coordinado en las calles de la urbe valluna, donde se constató el riesgo de que menores sean víctimas de la mendicidad obligada.

En las demás ciudades del país es seguro que sucede algo similar, pues la población siente la difícil situación económica por la que atraviesa el país, por falta de empleos formales y el casi imposible acceso a puestos de trabajo en la administración pública, a donde solo pueden ingresar militantes del partido en función de gobierno, sin que importe, en muchos casos, la preparación académica o técnica.

En consecuencia, cuando un infante se ve obligado a salir a trabajar, pierde su niñez, su potencial para contar con un mejor futuro y, además, su dignidad, todo lo que obstaculiza el desarrollo físico y psicológico que le correspondería en condiciones normales. También es necesario considerar que algunas ocupaciones pueden resultar riesgosas y perjudiciales para el bienestar físico, mental o moral del menor y afectan a su escolarización. Nos referimos a que varios menores abandonan unidades educativas e ingresan prematuramente al mercado laboral, lo que reduce las posibilidades de que puedan salir de la pobreza mediante profesionalización. Tampoco se debe olvidar que el trabajo infantil está presente en zonas rurales, cuya decadencia es visible por la migración de campesinos a las ciudades o a países vecinos, en busca de mejores niveles de vida.

La situación de los menores en situación de calle debería ser, pues, motivo de la mayor atención de las autoridades nacionales, sin embargo, al parecer, prefieren dedicarse a intereses partidarios, como mantenerse en el poder de cualquier manera.

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