Por Leticia Martin, psicóloga
La crisis de los 40 la sufren gran mayoría de las mujeres y también muchos hombres. En el caso femenino, se suma el hecho de empezar la menopausia y los síntomas que conlleva, tanto físicos como psicológicos.
Esta crisis no aparece justo el día en que la persona sopla las 40 velas. Puede desarrollarse un poco antes o después. Cuando aparece, es tiempo de analizar qué es lo que se ha hecho hasta ahora y los asuntos pendientes que quedan por resolver.
En este artículo, aprenderemos, entre otras cosas, cómo se manifiesta, cómo superarla y si de verdad es una crisis respaldada por la investigación.
Qué es la crisis de la mediana edad
Es un acontecimiento psicológico que le suele pasar a algunos adultos de edades entre los 40 y los 60 años. Su principal característica es la reflexión sobre la existencia y la reevaluación de los logros y las metas. Impulsado por la conciencia de su finitud y el deseo de vivir una existencia plena, la persona se siente presionada a modificar sus planes para conseguir sus objetivos.
En este momento de crisis, quien la padece empieza a dudar del rumbo que le ha dado a su vida y de los propósitos que se ha fijado. Este cuestionamiento produce ansiedad y genera cambios drásticos en el estilo de vida. Aunque es un proceso desorientador, repleto de emociones encontradas por las expectativas no cumplidas, ofrece una oportunidad de crecimiento inigualable.
Señales de la crisis de los 40
La forma en la que se manifiesta la crisis de la mediana edad puede variar de una persona a otra. Como tal, no existe un conjunto de síntomas avalados por la ciencia o por las instituciones oficiales de salud mental. No obstante, algunos signos que se pueden notar son los siguientes:
Ansiedad
Nostalgia
Irritabilidad
Impulsividad
Aburrimiento
Insatisfacción
Sensación de vacío
Falta de motivación
Tristeza (depresión)
Conductas indulgentes
Fatiga ante la rutina de siempre
Ensoñaciones sobre otro estilo de vida
Pensamientos recurrentes sobre el pasado
Cambios drásticos en la apariencia, las relaciones, el estilo de vida o la conducta
Pensamientos tipo “y si hubiera (elegido otra carrera, tenido hijos, tomado otra decisión)…”
Sin duda, una de las señales más importantes de la crisis de los 40 es esa necesidad de volver a ser jóvenes, es decir, de tener otra vez 20 años. Esto lleva a la búsqueda de nuevas experiencias, de hacer cosas que antes no se habían podido hacer por diversas razones, vestirse como un adolescente, frecuentar bares o discotecas, etc.
Esta nueva actitud ante la vida puede convertirse en un nuevo despertar maravilloso, en una motivación que nos saque de nuestra rutina y enriquezca nuestras vidas. Pero, también puede provocar una gran nostalgia paralizante, la cual provoca que empecemos a pensar demasiado sobre aquello que fue, olvidándonos de que tenemos todavía un montón de cosas por hacer.
Causas de la crisis de los 40
Los motivos de esta crisis son diversos, pero los más frecuentes son inseguridad, responsabilidad excesiva o rutina. También lo son tener parejas conflictivas, darse cuenta de los errores cometidos, aburrimiento o falta de objetivos claros. Veamos otras causas.
Muerte de un ser querido
Perder a una persona amada (familiar, amigo, pareja) es una experiencia impactante que, en la adultez media, puede propiciar la aparición de la crisis de los 40. La muerte hace que la persona piense en su propia finitud y en el sentido que le está dando a su vida.
Jubilación
Jubilarse es un suceso significativo que conlleva un cambio considerable en la identidad y la rutina. Algunas personas no logran verse a sí mismas más allá del trabajo, por lo que retirarse puede hacerlos sentir vacíos y angustiados por su nuevo papel en el mundo.
Divorcio
Esta es otra de las causas que pueden precipitar la crisis de los 40. Separarse no solo implica un cambio en la identidad, también implica la alteración de toda una estructura familiar, sobre todo, si hay hijos. El divorcio lleva a las personas a replantearse la vida sin su pareja y a verse cara a cara con la soltería, después de tantos años de vida junto a otro.
Envejecimiento
La mortalidad y el envejecimiento suelen ser uno de los principales desencadenantes. A medida que el sujeto se acerca a su mediana edad, toma más consciencia de su proceso de envejecimiento y de que se le acaba el tiempo. En consecuencia, empieza a revisar su vida y a cuestionar lo que ha logrado hasta el momento.
Metas incumplidas
Llegar a los 40 o los 50 sin haber cumplido aún los sueños que se tenían de joven, puede ser muy decepcionante para muchos. Las metas no cumplidas y las expectativas no realizadas son fuertes detonantes de esta crisis, la cual los lleva a repensar lo que están haciendo y la vida que están viviendo.
¿Cuánto dura esta crisis?
No tiene una duración estándar, sino que varía de un caso a otro. Así pues, puede durar desde unos pocos meses o semanas hasta algunos años. Todo depende de la persona y de la forma como lidie con ella.
Hay quienes pasan por la crisis con mucha rapidez; son capaces de resolver el conflicto que les genera y de crear nuevos sentidos, propósitos y rumbos con relativa sencillez. Mientras, para otros, el proceso es más lento y prolongado, además, la evitan y les cuesta enfrentar el desafío que la crisis les propone.
Qué puedes hacer frente a esta crisis
Es fundamental mantener una actitud positiva. No importa que te hagan notar que ya estás más grandecito, es bueno saber que la edad trae experiencia, anécdotas y conocimientos. Aún tienes muchos años por delante, no vale la pena que los pases sufriendo.
No te olvides de disfrutar. La experiencia de haber crecido y pasado por muchos problemas te hace aún más interesante y preparado para lo que continúa. Tendrás un mayor autocontrol y conocerás las consecuencias de tus actos. Recuerda que el mejor momento es el aquí y el ahora. A continuación, te dejamos otras sugerencias.
- Revisa tus objetivos
Como ya sabes, esta crisis puede ser consecuencia del incumplimiento de las metas. Es necesario, entonces, que te tomes unos momentos para evaluar tus objetivos y valores. Haz una lista de tus metas y valores actuales, y compáralos con los que tenías antes. Ahora, pregúntate si los que tienes en la actualidad en realidad reflejan lo que deseas y lo que te importa. Si no es así, es momento de redefinirlos.
- Protege tu salud
El nivel de estrés, ansiedad, preocupación o tristeza que puedes experimentar en este periodo afectan tu salud. Por eso, te sugerimos que cambies tus hábitos y que realices actividades que mejoren tu salud mental y física. Haz ejercicio, medita, duerme lo suficiente, expresa tus emociones, pasa tiempo con tus amigos y familiares, asiste a terapia, etc.
- Conecta con tus hobbies
Saca tiempo para que realices aquellos hobbies que has olvidado. Conecta con lo que todavía te gusta. Si te han dejado de gustar actividades que antes disfrutabas, entonces, es hora de explorar otras. Prueba con un nuevo pasatiempo, como salir a caminar, bailar, hacer teatro o deporte, realizar actividades artísticas…
- Cuida y nutre tus relaciones
Las relaciones significativas con amigos y familiares son una fuente de apoyo invaluable para atravesar esta crisis. Busca refugio en ellos y pasa tiempo de calidad a su lado para fortalecer el vínculo. Organiza encuentros para conversar, desahogarte y pedirles consejos. Déjate ayudar y cuidar por ellos también.
- Acepta el cambio
Acoge el presente y los cambios que te está trayendo. Acepta lo que sucede, pero no te resignes ante ello, al contrario, busca la forma de mejorar. Practica la gratitud para que no te enfoques tanto en lo que te falta. Escribe sobre lo que estás viviendo y sobre cómo esto puede ayudarte a crecer como persona.
¿Realmente existe una crisis de la mediana edad?
Expertos en el desarrollo de la edad media reafirman que la crisis de la mediana edad puede suceder en cualquier instante de la adultez, ya que su detonante no es la edad, sino eventos independientes a ella como la pérdida de un empleo, la enfermedad, dificultades económicas, entre otros.
Esta famosa crisis es más una construcción social, alimentada por la industria del entretenimiento, que una experiencia normativa. Es importante tener esto en cuenta, pues, como señaló Margie Lachman en el 2015, promoverla puede llevar a una profecía autocumplida. Además ―dice la investigadora― puede usarse como excusa para el mal comportamiento y generar diagnósticos erróneos.