El softpower, traducido al español como “poder suave o blando” es la habilidad con la que cuenta un país para “expandir” su influencia sin la necesidad de usar la fuerza o su poder geopolítico, sino a través de medios ideológicos o culturales; es la posibilidad de un Estado de ser influyente en el globo gracias a ciertas políticas culturales que logran darle gran notoriedad y simpatía.
El maestro del softpower es Estados Unidos, que a través de su “cultura” ha logrado influir ampliamente en la cultura global. El “modo de vida americano” es sumamente imitado en todo el mundo, como lo son muchas de sus ideologías, por ejemplo, la democracia republicana o el consumismo; una de las vías para incrementar el softpower y tal vez la más “efectiva” hoy es a través del deporte, donde destaca el fútbol.
Los últimos mundiales han sido organizados por los BRICS (Sudáfrica, Brasil y Rusia) y países que cada día tienen más poder geopolítico (Qatar). Es en este panorama que se debe recalcar y aplaudir el trabajo llevado a cabo por Arabia Saudita, que cada vez ve su softpower más creciente. Arabia Saudita ha llevado a cabo un plan muy ambicioso para dejar de ser dependiente del petróleo, optar por la utilización en energías renovables (se planea grandes inversiones) y expandir su cultura de manera global. Es en este panorama cultural que Arabia no solo se ha propuesto organizar el mundial 2034, sino también potenciar y volver a su liga de fútbol en una de las más atractivas del planeta. El plan de hacer una liga llamativa me parece mucho mejor que solo “invertir” en la realización de un mundial, una liga es algo regular mientras que un mundial es algo que podrán acoger solo por un mes. Arabia ya empezó con sus inversiones y en los pasados meses logró la contratación de “cracks mundiales” como Cristiano Ronaldo, Neymar y Karim Benzema, entre muchos otros. Esta llegada de “cracks mundiales” le ha ganado gran repercusión a la liga árabe y ya le ha conseguido patrocinios multimillonarios y una creciente audiencia; el plan pasa por potenciar a los 4 equipos más grandes del país, para que éstos sean cada vez más seguidos mundialmente y lograr que se codeen con los “grandes equipos europeos”. La idea no es traer a grandes estrellas en el ocaso de sus carreras (como otras ligas “exóticas”) sino también traer a jugadores que estén en “su mejor momento” futbolístico y a jóvenes promesas, de esta forma crear una liga completa y competitiva. Esto les ha permitido a los saudíes incrementar fuertemente su softpower y asegurar su elección como la sede del mundial 2034 (igual estoy seguro de que será mejor organizado que mundial de Qatar 2022, Arabia Saudita maneja mejor sus recursos y es un país de tradición futbolera). El fútbol es el “deporte rey”, tiene millones de aficionados y espectadores y genera una cantidad “monstruosa” de dinero.
La cultura árabe por ser tan “cerrada” y demasiado “arcaica” no es una que sea muy influyente y llamativa en el mundo, empero si se “filtra” esta cultura a través del fútbol, es más que factible que poco a poco vaya ganando más repercusión y simpatía por muchos. El softpower es también un medio perfecto para “limpiar la cara de un país” y más aún para uno como Arabia Saudita que tiene muchas violaciones a los Derechos Humanos. No me cabe duda de que el fútbol árabe pasará a ser uno de los más atractivos del mundo y se codeará de igual a igual con el fútbol inglés. La Premier League es la liga más poderosa y millonaria del mundo, no tiene rival alguno en términos económicos y deportivos, tal vez la liga saudí se convierta en su principal competidor de aquí a unos años.
Espero que algún día, nuestra Bolivia sea capaz de imitar estas estrategias políticas, que soñemos en grande y sobre todo que nos demos cuenta de que no hace falta ser “occidental” para tener poder.