Se trata de los exoesqueletos blindados ExoM, desarrollados por la firma Mehler Protection en colaboración con entidades como la fuerza policial táctica de Francia GIGN (Groupe d’Intervention de la Gendarmerie Nationale) la compañía Mawashi Science & Technology, una firma canadiense de biomecánica y tecnología. Estos exoesqueletos prometen parar impactos de balas de AK-47 y proporcionar hasta el 99% del rango de movilidad de los propios soldados.
Está compuesto tanto de un exoesqueleto interno que no necesita de ningún tipo de potenciación electrónica, en otras palabras, es un exoesqueleto totalmente pasivo, como de un sistema de protección de placas externo, que protege al usuario de distintos tipos de impactos de bala.
La estructura interna del exoesqueleto está completamente hecha en titanio, y desde Mehler aseguran que permite redistribuir hasta el 70% de la carga total del soldado, desde los hombros hasta el suelo. Esto implica que todo el peso que usualmente suelen llevar los soldados en plenas misiones de combate acaba por redistribuirse para que la unidad mantenga su movilidad.
De hecho, esta es la gran baza del exoesqueleto. La columna flexible del ExoM de Mehler se compenetra con un cinturón deslizante y una serie de articulaciones completamente versátiles que se aplican en cadera, rodilla y tobillos. De esta forma, se consigue que el soldado pueda conservar hasta el 99% de su rango de movimiento estándar.
Respecto a la protección balística, Mehler asegura que todas las placas externas ofrecen salvaguardas bajo el estándar VPAM 8. Es decir, que la armadura puede resistir impactos de hasta 3 balas de 7,62 x 39 milímetros disparadas desde aproximadamente 10 metros. Este, por cierto, es el calibre que usan los rifles AK-47, por lo que al menos en teoría este ExoM debería soportar disparos de este tipo de armamento.
Por último, este es un exoesqueleto completamente pasivo. No usa motores, baterías o sistemas de articulación motorizados, así que no requiere de ningún input de electricidad. Esto tiene varias ventajas, como el hecho de no necesitar baterías que puedan aumentar el peso o la necesidad de ‘cargar’ el exoesqueleto de forma previa antes de una misión.
De momento, este no es más que un anuncio y Mehler no ha compartido detalles clave, como el peso del exoesqueleto o el material balístico concreto utilizado en él. Tampoco se sabe cuándo se lanzará al mercado y su precio final. Se estima que este tipo de equipamiento se usará en misiones en ubicaciones remotas o en cuerpos de antidisturbios.