En las últimas semanas los bloqueos en las carreteras de Bolivia siguen produciendo mayúsculos daños a la economía del país y se dice que ya han alcanzado 1.000 millones de dólares en pérdidas, que son críticas en estos momentos, cuando la economía está balanceándose por la falta de dólares en el Banco Central.
El Gobierno expresó que esta medida, que ya dura quince días, ha erosionado la confianza de los exportadores y se teme que las relaciones comerciales se vean comprometidas a largo plazo. Se está perjudicando los compromisos asumidos por nuestros exportadores. ¿Qué exportador en el siguiente semestre o trimestre podrá dar garantía de que va a mandar su producción al importador en otro país? Ya no le van a creer, afirmó el portavoz del Gobierno.
La maleza de los bloqueos también está cundiendo en países europeos, aunque sus motivos para los bloqueos son diferentes a los de Bolivia. Hace poco en Francia, Bélgica, España, Portugal Alemania y Italia se hicieron bloqueos de carreteras.
Las preocupaciones de las capitales se hicieron eco en Bruselas, donde se celebraba una cumbre europea, y los agricultores belgas prometieron llevar cientos de tractores para bloquear el barrio europeo. Camiones atascaron el tráfico en París, Berlín, Bruselas o Roma y se han convertido en el símbolo del creciente enojo de grupos de agricultores y ganaderos que exigen mejoras para su sector en la Unión Europea y en sus propios países, con el fin de conseguir mejores precios por sus productos y menos burocracia para hacer su trabajo.
Los agricultores europeos, que ya están sufriendo las consecuencias de la crisis climática, denuncian políticas contradictorias, injustas y preocupantes para el futuro.
Han sido bloqueadas carreteras en toda Francia, se ha arrojado estiércol y residuos agrícolas frente a oficinas públicas y se ha esparcido fardos de heno por restaurantes de comida rápida.
Todo empezó el año pasado, cuando los agricultores empezaron a desatornillar las señales de tráfico y a colocarlas al revés. A veces añadían el lema «on marche sur les têtes», que significa «caminamos sobre nuestras cabezas», en referencia a cómo su mundo se ha puesto del revés.
En Rumania y Bulgaria, los pasos fronterizos se han visto atascados por tractores y camiones. En el pasado abril, Polonia vio cómo dimitía su Ministro de Agricultura por causa del conflicto, aunque las nuevas subvenciones han calmado algo la situación.
Sin embargo, muchos siguen preocupados por los impuestos excesivamente altos y las normativas cada vez más estrictas. Mientras los agricultores se tambalean por el impacto de sequías, inundaciones e incendios forestales, afirman que las políticas ecológicas no hacen más que exprimirlos aún más. Las protestas aumentan, de cara a las elecciones en el Parlamento Europeo en junio, en las que se considera que la extrema derecha, para quien los agricultores representan un electorado cada vez mayor, está logrando avances.
Como verán, el bloqueo no solamente es un fenómeno boliviano, sino también es muy popular en Europa.
Londres, Inglaterra.