Por Pedro Gonzales
A los niños, por norma general, les encanta disfrazarse. Un interés estupendo si pensamos en sus beneficios psicológicos, como mayor capacidad de socialización, empatía y seguridad.
Si tienes hijos, sobrinos o niños a tu cargo, seguro que has descubierto el poco esfuerzo que les supone el vestirse cuando el traje es de princesa, de superhéroe o de alguno de los personajes a los que admiran. El disfraz infantil nunca falla como elemento de diversión durante la infancia (y, en muchos casos, después tampoco).
Y es que, a los niños, por lo general, les encanta disfrazarse. Ellos no entienden de racismo, sexismo y demás. Simplemente ven un traje que les gusta, estimula su imaginación y sueñan con ponérselo y visitar esos mundos mágicos en los que son tan felices.
Así que si el niño se quiere disfrazar, déjalo. Piensa que es algo muy bueno para él. En pleno desarrollo, esta experiencia es más que interesante y ofrece beneficios psicológicos realmente positivos, como explicamos a continuación.
El disfraz es una herramienta muy utilizada en las escuelas infantiles y una evidencia de que no son necesarias las grandes tecnologías para generar estímulos que contribuyan al desarrollo de los más pequeños.
Disfraz infantil: el niño, la imitación y la imaginación
Los niños aprenden mucho por imitación. Se fijan en todo cuanto los rodea y tratan de hacer lo mismo. Por eso, si se ponen un disfraz de pájaro, sentirán que vuelan y querrán piar.
Los padres son ejemplos a imitar por parte de los niños. Sin duda, el disfraz de papá o mamá les puede enseñar a ser más autosuficientes y responsables. A veces, es tan sencillo como ponerse los zapatos de su padre o el vestido de su madre.
Pero es importante que sea el niño el que elija su propio disfraz. Si no es posible (puede ser un traje específico para una función del cole, por ejemplo), podemos ir proponiéndoselo poco a poco unos días antes o le podemos cubrir la cara para que no se sienta expuesto o se vea completamente transformado y así esté más tranquilo.
“Pero el azar, decía Einstein, es el disfraz que Dios elige cuando desea pasearse de incógnito”.
Descubrimiento de roles
Desde que nace, el niño comienza una larga ruta de desarrollo de su propia personalidad. Para ello, va descubriendo diversos roles hasta que encuentra su propia voz en su entorno.
Los disfraces ayudan a los niños a conocer diversos roles: superhéroes protectores y valientes, animales simpáticos, princesas y príncipes de cuento, médicos responsables y generosos, etc. De ahí tomarán ideas que irán añadiendo a la formación de su propia personalidad.
Estimula la imaginación
El beneficio más interesante es este. El niño aprende a ser más creativo y mejora su capacidad imaginativa. Cuando se disfraza, como ya hemos comentado, él cree que es un papá, un perrito, un médico, un dragón, un pajarito, una mamá…
Hoy en día, la creatividad es una habilidad muy necesitada a nivel global. No pensemos solo en la capacidad artística. Encontrar fórmulas creativas para solucionar problemas y afrontar vicisitudes vitales suele ser siempre indispensable en muy diversas facetas, tanto personales como profesionales.
Desarrollo emocional
También ayuda a un mejor desarrollo emocional. Un niño disfrazado puede encontrar e imaginar otros puntos de vista, ya que esos trajes que se pone le permiten vivir otras vidas, experimentar sus sentimientos y emociones y, en definitiva, ser más empáticos con las demás formas de ver el mundo.
Evita que el niño sienta vergüenza o sea demasiado tímido
No todos los niños usan las mismas estrategias para enfrentar sus miedos. Una buena opción, sobre todo para pequeños, especialmente tímidos, es el uso del disfraz. Así, el rasgo del traje que usan podría ser incorporado a su propia personalidad, lo que beneficia a su desarrollo social y personal.
Imaginemos un niño tímido e incapaz de hacer frente a la adversidad. Tal vez un traje de Superman o Supergirl, por ejemplo, le ayude a sentir esa confianza que le falta para dar un paso adelante.
Desarrollo de la empatía
También podemos usar disfraces para que los niños desarrollen empatía. Al introducirse en el rol de otros personajes, pueden aprender cómo se comportan, se sienten y se relacionan. De esta forma, los pequeños entienden mejor a los demás, socializan de una forma más adecuada y comprenden los problemas de otras personas.
Mejora de las habilidades comunicativas
El niño, al sentirse más seguro, encuentra menos problemas comunicativos. Además, adquiere un vocabulario más acorde con el personaje que interpreta. Así pues, aprende otras palabras, utiliza códigos lingüísticos diferentes a los que usa de forma habitual, descubre nuevos métodos de resolución de conflictos, etc.
Sociabilidad
El disfraz infantil es interesante para que el niño socialice con otros infantes, con amigos, familiares, etc. Por ejemplo, si todos van vestidos de policías, se pueden crear situaciones de charla amistosa o de colaboración.
El disfraz infantil es un elemento más que interesante en el desarrollo humano. Una forma de aprender, conocer otras perspectivas y, por supuesto, de lograr que los pequeños se lo pasen en grande mientras descubren profesiones, oficios, divertimentos, el mundo animal y vegetal.