El día después de la lamentable gresca protagonizada entre Guabirá y Bolívar en un partido que debía ser “amistoso» y que fue suspendido por el pugilato, el pasado miércoles en el estadio de Montero, hubo varias versiones respecto al caso.
Por un lado, los montereños afirmaron que fue Bolívar el iniciador de la violencia en la cancha, por la «poca empatía» de Brian Bentaberry quien le habría hecho (a propósito) una herida en la cara de un rival caído.
Por otro lado, Bolívar afirmó que «nada justifica» la apedreada al bus del club, cuando se retiraban del escenario. También resultaron heridos dos miembros de la delegación, el DT. Flavio Robatto y el jefe de prensa del club, Rodrigo Reyes.
Asimismo, ambos presidentes de los clubes hicieron declaraciones al respecto; Marcelo Claure de Bolívar afirmó por la red social «X» que «no se siente orgulloso de lo que vio en Monetro»; mientras que el presidente de Guabirá, Rafael Paz, fustigó a la «Academia» de La Paz y justificó la apedreada, asegurando que «fue un niño quien lanzó el ladrillo que causó heridas en la delegación visitante».
Sin embargo, el antecedente de violencia en partidos de Bolívar se hace recurrente. Ya ocurrió frente a Wilstermann a finales del 2023 en La Paz y paradójicamente, también fue Bentaberry el señalado por los rivales.
Lejos de justificar el accionar demostrado en cancha, el propio vicepresidente de Bolívar, Jorge del Solar, afirmó que «se analizará el comportamiento de los jugadores en el juego y que se sancionará internamente si es necesario». Casi junto a estas declaraciones, la Federación Boliviana de Fútbol, a través de sus instancias disciplinarias, anunció que por el partido frente a Wilstermann, que fue la final de la Copa «División Profesional» 2023, Bentaberry tiene tres partidos de suspensión en el torneo que se inicia.
Contrariamente a lo que se podría suponer, en Guabirá no se habló de sanciones a los agresivos de la cancha, ni tampoco se disculparon por la falta de seguridad en los alrededores del estadio «Gilberto Parada», donde – aparentemente- es muy fácil que se genere violencia porque no hay muchos efectivos de la Policía Bolivia que frenen a los antisociales.
GHILKA SANABRIA