Como si se tratara de un cirujano, la restauradora Judith León, comenzó un nuevo proyecto con la recuperación del Cristo Crucificado de San Ignacio de Moxos, un trabajo que en su opinión representa un papel fundamental para la preservación del valioso patrimonio artístico, histórico y cultural.
Para León, a partir de un diagnóstico más que solo conservar su valor estético e histórico, una rehabilitación adecuada garantiza la perdurabilidad de estas obras a lo largo del tiempo y comprende el conjunto de acciones sobre una obra para detener su deterioro y volverlas a su estado original. “En las obras de arte los artistas plasmamos ideas, pensamientos y emociones, la restauración de obras de arte, en este caso, de antiguas o dañadas se ha convertido en un ámbito imprescindible tratándose de una imagen de más de cien años”, puntualizó.
La restauración del Cristo Crucificado –dijo– me hace sentir una emoción tan grande al darme cuenta de la responsabilidad que representa este trabajo de “recuperación de una obra de arte que ha recibido sensaciones, sentimientos, emociones de fe y esperanza de quienes aún están presentes y de quienes ya no están con nosotros”.
Con las herramientas necesarias en mano, pequeñas cuchillas y barbijo de protección, la restauradora Judith Leon, comenzó su labor de restauración del Santo Cristo que entrará en un proceso de recuperación de su deterioro que ha sufrido con el pasar del tiempo.
La actividad comenzó el jueves pasado a la cabeza de la restauradora Judith León, en medio de expectativas de parte de miembros del Cabildo Indigenal; su entrega está programada para dentro de un mes y medio, antes de la celebración de Semana Santa.
Para la maestra León, “esta obra es un trabajo de verdaderos talladores y artistas, solo apreciando la expresión de sufrimiento que muestra el Cristo en el rostro, uno llega a la conclusión que se trata de un trabajo extraordinario”.
La imagen es cien por ciento en madera, está ensamblada por piezas, lo que hace un cuerpo homogéneo en su estructura. La ficha técnica precisa y describe: Un Cristo Crucificado en madera, con medidas de 1.50 metros de alto por 50 cm. de ancho y 31 cm. de profundidad.
“Para el presente proyecto ha habido la coordinación necesaria y excelente, con las entidades responsables de San Ignacio de Moxos, como el Cabildo Indigenal del pueblo y la Parroquia, con la colaboración del párroco el padre Fabio Garbari, y mi persona”, dijo.
La parroquia de San Ignacio de Moxos brindó el espacio adecuado para la restauración del Cristo Crucificado, donde se instaló el laboratorio y base de operaciones para la rehabilitación de esta importante y significativa imagen para la región.
En cuanto a la intervención en el Cristo, se llevará a cabo una limpieza a fondo, la mejora de las condiciones de conservación y la consolidación de la pieza. El proyecto hace hincapié en la importancia de conjugar el criterio estético con la salvaguarda del valor cultural y artístico de la imagen.
La artista plástica nació y creció en San Ignacio de Moxos, por lo cual resalta que nuevamente el Cristo esté siendo restaurado por manos de gente del mismo pueblo. “La mayoría de las imágenes que se encuentran en la Parroquia fueron hechas por manos mojeñas y ahora, muchos años después, también son mojeños los que trabajan en su restauración”.
