viernes, julio 5, 2024
InicioSeccionesOpiniónCuando la no rutina se convierte en rutina

Cuando la no rutina se convierte en rutina

Ernesto González Valdés

Siempre he tratado de ser organizado, lo cual me ayuda a optimizar el tiempo de la vida cotidiana, sea laboral o personal; para levantarme a una hora determinada; cuando pongo el despertador, lo que hago es vigilarlo para saber si pronto despertaré.

Casi sonámbulo me dirijo a la cocina para preparar un buen café, en cuyo traslado, encendida la luz, visualizo la entrada de algún correo en el celular que tengo en la mano, de no ser importante alguno, pongo el aparato en modo de carga, mientras que dentro del microonda gira como un carrusel la taza que ya tiene su azúcar sin calorías y cierto contenido de agua, a la espera de que suene la señal de que ha transcurrido el tiempo necesario.

Me traslado a la sala y en uno de los sillones –teniendo a la par el preciado licor, cuyo aroma invade mis fosas nasales–, encendemos la computadora personal, dando un barrido general por periódicos nacionales e internacionales, donde tratamos de valorar un equilibrio entre los dimes y diretes en el ámbito político, hechos sociales, artículos. Casi a la par encendemos la tele, dando prioridad a los noticieros y los apreciamos audio visualmente.

Se siente la moto que indica la llegada del periódico, para complementar si el planeta Tierra “sigue patas arribas”.

Paso a algunas tareas domésticas, como la revisión de los dispensarios de las mascotas; limpiar lo que en la noche ensuciaron y alistar un tanto la mesa para el desayuno.

Vamos al closet, en busca de ropa adecuada en tiempos de pandemia y pasamos a ingerir los alimentos que se supone son los más importantes (se plantea que “la primera ingesta del día determina durante el resto del día la eficiencia del organismo para quemar las grasas de los alimentos consumidos en la comida y la cena”).

Tras lavar los recipientes utilizados, suelo dirigirme a mi pequeña agenda, donde reviso el cumplimiento de lo programado y por programar, aquí registro las pequeñas tareas cotidianas; las tareas “grandes”, las cuales se repiten con fechas inamovibles cada mes. Esas están escritas en un calendario colocado como cuadro, de frente.

No omito manifestar que tal vez, como una muestra de organización o disciplina, cada local de la casa cuenta con un reloj, que indica lo único que no podemos volver atrás: el tiempo.

Realizo una “pequeña gira” trasladando a mi esposa a su trabajo, siempre y cuando no realice teletrabajo; por el supermercado, para alguna que otra gestión personal y a casa; retomamos la agenda de lo cotidiano, cuyas tareas por realizar giran en torno a la escritura de artículos por elaborar, donde los temas a abordar fluyen uno más que otros, dependiendo de la “musa”.

Llega el horario de almuerzo, calculado para mediodía; dormir religiosamente la siesta (recomendado unos 20 minutos mínimos) que me permite reunir energías para el resto de la jornada o resistir una noche larga. Nota: esto último casi nunca, aunque con excepciones justificadas.

Una nueva taza de café y de retorno a la computadora; casi al filo de la tarde, los ejercicios físicos, caminando por el barrio, tratando de sudar un poco, lo cual no garantiza eliminar las calorías ingeridas y necesarias, pero es un esfuerzo, al menos estirar los músculos.

Continúan los noticieros, la cena (un tanto más ligera) y a disfrutar de algún audiovisual que nos permita retornar los latidos del corazón que corresponden en “modo descanso”.

Una vez que arriban los primeros bostezos o los párpados se vuelven más pesados, suena la alarma mental, ya que dentro de unas 6 horas aproximadamente, se repetirá lo ya descrito anteriormente.

¿Soy acaso rutinario? No lo sé, pero realmente lo que hago, lo disfruto y más en tiempos de pandemia; que cuando termine este desagradable virus, volveremos a soñar en… incorporar nuevos elementos que hagan la vida más agradable y tal vez rutinarias o no.

 

El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES