Recientemente el Banco Central de Bolivia publicó datos sobre la Deuda Pública Externa a Mediano y Largo, donde el saldo al 31/12/2023 es de $us 13.588,4 millones, un 2% más que en 2022. Según este informe, el principal acreedor bilateral es el BID, con $us 4.314 millones, China sigue siendo a quien más debemos bilateralmente, con $us 1.410,4 millones. Tenemos un valor de Títulos de Deuda por pagar de $us 1.850 millones; estos datos no tuvieron una variación importante respecto al 2022.
Durante el 2014-2023, nuestra deuda externa aumentó en un extraordinario 137%, mientras que con China se incrementó más aún, en un 163%. Nuestro Indicador de Solvencia (saldo de la deuda externa/PIB) en 2014 era de 16,6%, al 2023 fue de 29,1%, casi duplicándose el peso de la deuda externa en nuestra economía. En cambio, el Indicador de Liquidez (servicio de la deuda pública externa/exportaciones) en 2014 era de apenas el 2,7%, al 2023 fue del 11,3%, donde se denota una caída de nuestras exportaciones, un 21% menos que en 2022.
Ambos indicadores reflejan un incremento importante de la deuda externa boliviana, que financió el déficit fiscal de 11 años consecutivos; a medida que crecía el PGE y el gasto público, lo hacían también nuestros pasivos externos. Nuestra economía, en promedio, tuvo un crecimiento aproximado del 2,2% anual, durante el 2014-2023, sin embargo, nuestra deuda externa creció en promedio 13,7% cada año, es decir 6 veces más, un ritmo impresionante. Por lo que se observa, la adquisición de la deuda externa no fue óptima, ya que la misma se justificaría si es que hubiera logrado que el crecimiento de nuestro PIB hubiese ido al menos con el mismo paso. En conclusión, creció más nuestra deuda externa que nuestra economía, signos de poca eficiencia del uso de estos recursos.
Otro punto no menos importante, es la caída de nuestras RIN en un 90% aproximadamente desde el 2014 a la fecha, el principal motivo es un gasto público elevado y sostenido, que consume más del 85% de nuestro PIB, esto significa el gasto de las divisas existentes y la limitación de generar más de éstas. Esto se refleja en el servicio de nuestra deuda externa del 2023, que fue de $us 1.491,2 millones y nuestras exportaciones de $us.10.797,9 millones; el índice de solvencia es del 14%, no del 11,3% como indica el boletín. Más allá de esta diferencia al caer nuestras exportaciones, es decir la entrada de divisas, la deuda externa y su servicio tiene más peso negativo en nuestra economía, porque ahora con la actual escasez de dólares, será mucho más complejo pagar la misma.
Finalmente, el gobierno nacional indicó que nuestra DEUDA PÚBLICA NACIONAL es del 46% de nuestro PIB, sin embargo, Fitch Ratings en su último informe indica que la misma representa el 71%. En la página especializada en economía internacional, Trading Economics, indica que la misma representa el 80,8%, con base en datos del FMI. Personalmente, estimo que estamos cerca al 90%, considerando el incremento superlativo de nuestra deuda interna para financiar subvenciones, políticas sociales y empresas estatales deficitarias.
Lo real, es que nuestra deuda pública es elevada y preocupante, ahora, la externa será condicionada y con intereses más altos debido a las actuales malas calificaciones internacionales, consecuencia de serios problemas fiscales, lo cual se refleja en la crítica escasez de dólares hasta para importar bienes prioritarios para el país; esto ha generado la subida del dólar negro, desabastecimiento y mayor presión inflacionaria. Estamos a pasos de una crisis macroeconómica, es crucial tomar acciones inmediatas.
El autor es Presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.