Parte I
Después de quince años de existencia de la Constitución Política del Estado Plurinacional de 2009, la misma recién ahora es objeto de alguna atención de parte de sectores de la ciudadanía. Esta Carta Magna fue estudiada por una Asamblea Constituyente, reunida en la ciudad de Sucre, cuyo único objetivo era dictar una nueva Constitución Política del Estado. Esa Asamblea tenía carácter constituyente y no carácter constituido, es decir, no tenía otra autoridad superior, en ningún sentido.
En efecto, la Asamblea Constituyente se abocó a ese objetivo, aunque desviando su atención hacia aspectos secundarios en el desarrollo de las deliberaciones, algunas de las cuales llegaron a la violencia y numerosos muertos. Acto continuo, la Asamblea se trasladó al cuartel de la Glorieta y enseguida a Oruro y Cochabamba sin lograr resultado alguno y, finalmente, a La Paz. Es más, por conflictos internos no aprobó la nueva Constitución que había preparado.
Enseguida, el proyecto de Constitución fue pasado al Congreso Ordinario (que nada tenía que ver en el caso), o sea que fue transferido a un Poder constituido, que no tenía atribución para tenerlo en sus manos, considerarlo y menos modificarlo, alterarlo y manipularlo a su capricho. Aun sabiendo lo que estaban haciendo, el poder constituido pasó sus altas responsabilidades. Se puso por debajo de la Constituyente.
Con conocimiento de causa, el Congreso Ordinario organizó comisiones para estudiar y revisar el proyecto de Constitución recibido de la Asamblea Constituyente y, entonces, las comisiones modificaron, reformaron, sustituyeron y agregaron nuevos artículos al proyecto llegados de la Constituyente, cometiendo una enorme irregularidad. No se conoce un solo caso en el quince convencionales hubiesen observado esa aberración.
Entonces, el proyecto pasó al Poder Ejecutivo para su promulgación, pero el Ejecutivo prefirió que previamente fuese consultado por un referéndum popular, el mismo que dio su visto bueno y el 20 de enero, el presidente Evo Morales, su vicepresidente, Álvaro García y el gabinete ministerial lo promulgaron en un pomposo acto público en la Plaza Murillo, en un escenario especial. En esa oportunidad, Morales terminó llorando.
Lo importante es referirse al concepto de Estado Plurinacional en su origen, pero no en su contenido, que se verá después.