El mundo en el que vivimos actualmente es muy complicado, lleno de incertidumbre. Existen muchas injusticias, guerras y conflictos por política, razas y religiones. Asimismo, muchos desastres naturales nos están causando sufrimiento y zozobra. La inseguridad es pan de cada día, el mundo se pinta triste y sombrío.
Parecería que nada podemos hacer para cambiar el mundo, a veces nos da la impresión de que vivimos en un mundo hostil y agresivo y muchas personas se sienten impotentes, desesperanzadas, tristes y de mal humor porque han perdido la fe en la humanidad y en la vida.
Pero sí podemos hacer algo, podemos sembrar pequeñas semillas de fe y positivismo. Debemos empezar por nosotros y nuestros seres queridos, amarnos y cuidarnos para luego empezar con pequeños gestos de amabilidad hacia otras personas. Regalar sonrisas y gestos de amabilidad nada nos cuesta, pero puede crear un impacto positivo en la sociedad y en nosotros mismos.
Es importante ser amable con todos nuestros semejantes, porque no hemos venido a este mundo a competir, sino a colaborarnos los unos con los otros. Todos necesitamos de los otros para sobrevivir. Ayudémonos mientras podamos, seamos ciudadanos respetuosos y dignos de respeto, solo así empezaremos a cambiar el mundo.
Si ayudamos a un mayor número de personas, esas energías de positivismo y agradecimiento volverán a nosotros multiplicadas y convertidas en bendiciones.
Seamos auténticos, dediquemos nuestro tiempo a aquello que más nos apasiona y hagámoslo de corazón. Vivamos en el presente con entrega y entusiasmo. El presente se llama así porque es un regalo. Olvidémonos del pasado y no nos preocupemos por el futuro.
Solo así podremos cambiar el mundo, con pequeñas semillas que luego darán fruto y se multiplicarán. Comencemos por nosotros mismos y ayudemos a nuestros semejantes a salir adelante con fe y esperanza.
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