miércoles, julio 3, 2024
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Como taquis de coca

Severo Cruz Selaez

Qué tiempos aquellos, cuando teníamos gas a full. Cuando el auge de este producto, no renovable, generaba millonarios ingresos. Cuando Brasil y Argentina, con sus compras de gas, inyectaron, por decir un ejemplo, 872 y 178 millones de dólares, respectivamente, al erario nacional, durante la gestión de 2008 (1). Entonces el populismo decía que gozábamos de “buena salud financiera”. Que no íbamos a sentir crisis. Teníamos entonces billetes verdes, como “taquis” de coca, del Chapare o de los Yungas. E hizo perder la cordura a los gobernantes de turno. Jamás, desde la fundación de la República, se vio una bonanza económica de esa magnitud.
Realidad que ha permitido al populismo entregar bonos con fines políticos. Con el propósito de perpetuarse en el Poder. Con el afán de comprar conciencias, para eventos electorales particularmente. Como se imponía la “buena salud financiera”, no vaciló en distribuir ese beneficio a ciertos sectores. En esa actividad se habría empleado el dinero de una supuesta nacionalización de los hidrocarburos. No se dijo que los ingresos provenían, como se sabe, de la venta de gas. Lo hizo, con un cálculo político, sin tomar previsiones para el futuro. “Así, el sector energético, especialmente los hidrocarburos y la energía eléctrica, ha sido reducido a un simple generador de excedentes económicos que son utilizados, casi en su totalidad, para atender el pago de bonos asistenciales y cubrir parte de los gastos de Estado, de las Prefecturas y Municipios, en proyectos pequeños, fragmentados y sin un fuerte impacto en la economía y bienestar regional”, sostiene el informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario – Cedla (2).
“En el año 2005 los ingresos de los hidrocarburos provenientes de las transnacionales eran 300 millones de dólares, no obstante, esto cambió de manera trascendental tras la nacionalización, pues en la gestión 2009 Bolivia recibirá 2.200 millones de dólares”, se vanagloriaba una alta autoridad nacional (3). Vivíamos, por lo visto, en Jauja. El populismo, pese a esa situación, no pudo cambiar el rumbo de la historia, que signifique un futuro exento de la pesadilla del desempleo, del comercio informal, del contrabando, del narcotráfico, de la inseguridad jurídica y ciudadana. Porque, hoy como ayer, importantes grupos sociales siguen inmersos en la pobreza y extrema pobreza. Con serios problemas para adquirir los artículos de la canasta familiar. Con sueldos y salarios que han perdido su poder adquisitivo. Con la elevación de las tarifas del autotransporte. Aún peor, con la falta de dólares. Y la importación de hidrocarburos.
En suma: el populismo, pese a la bonanza económica, no pudo transformar el destino del país. Ahora estamos peor que antes.

NOTAS
(1) “Comienza a preocupar crisis financiera mundial”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 12 de octubre de 2008.
(2) “Identifican 15 obstáculos que inviabilizan política energética”. EL DIARIO, 15 de septiembre de 2009.
(3) “Gobierno admite debilidades en la industrialización de hidrocarburos”. EL DIARIO, 4 de agosto de 2009.

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