El cooperativismo es una de las doctrinas socio económicas más nobles, pues plantea una filosofía de trabajo y distribución de la riqueza, alejada de la explotación del capital y los conflictos de la relación del trabajo, ya que todos los cooperativistas son en partes iguales propietarios del capital y la producción es resultado del trabajo de todos los asociados.
Le empresa social cooperativa desde su aparición a mediados del Siglo XIX en Rochdale, Inglaterra, se ha extendido por el mundo y sus actividades abarcan a sectores, como: producción, consumo, crédito, servicios, vivienda, educación. etc. Es tal su importancia que con base en el cooperativismo, se ha desarrollado el modelo productivo de la “autogestión” y millones de individuos son asociados y cerca de un millón de organizaciones adheridas a la Alianza Cooperativa Internacional.
En nuestro país fue en el gobierno de Villarroel/MNR que se creó la primera oficina pública de Cooperativismo (Departamento de Cooperativas) en el Ministerio de Trabajo y en el régimen de la Revolución Nacional, se dio gran impulso a la actividad cooperativa, creándose la Dirección Nacional de Cooperativas, de carácter autónomo. En el mismo régimen, las concesiones auríferas que se habían otorgado a Avelino Aramayo en el norte del departamento de La Paz, fueron transformadas en cooperativas auríferas las que vendían obligatoriamente su producción al Banco Minero, el mismo que también otorgaba créditos a las cooperativas, en maquinaria y capital de operaciones.
En estos últimos decenios el precio del oro, como de muchos otros metales y minerales, se ha elevado mucho, de tal suerte que las cooperativas mineras han adquirido mayor importancia económica, y social, constituyéndose en un sector importante del factor de poder económico, más aún, en un fuerte aliado del gobierno populista que ejerce el poder político hace más de 17 años, en sus dos versiones. El número de individuos dedicados a la explotación aurífera, se ha incrementado notablemente, por el repunte del precio y la bajísima contribución al Estado, en impuestos y regalías.
La doctrina del Cooperativismo, señala siete principios que rigen este sistema: 1) Libre adhesión, es decir que cualesquier individuo libremente puede ser miembro de una cooperativa. 2) Control democrático, es decir que todo miembro de una cooperativa tiene un voto. 3) Distribución de excedentes, es decir que las ganancias se distribuyen entre los asociados, para evitar el lucro. 4) Intereses limitados al capital, pues el fin no es la ganancia, sino que el servicio y el capital aportado por cada miembro tiene un interés limitado. 5) Neutralidad política y religiosa. 6) Ventas al contado, para evitar los riesgos de mora y pérdida de capital. 7) Educación cooperativa para que los asociados estén bien formados en la doctrina del cooperativismo.
Lamentablemente, las actuales cooperativas, en especial las auríferas, se han convertido en empresas de lucro, pues se asocian a capitalistas nacionales y extranjeros, vulnerando uno de los principios del cooperativismo: el no lucro y la distribución igualitaria de excedentes, donde cada individuo tiene una cuota de capital igual que todos los asociados. Pero en las cooperativas auríferas los socios capitalistas, deben percibir dividendos en relación al capital invertido, además como empresas capitalistas, contratan obreros asalariados, contraviniendo otro principio: igual trabajo, igual distribución.
En el pasado año, el gobierno a través del Ministerio de Gobierno y la Policía, intervino las actividades de extracción de oro en ríos del Beni, pero en el departamento paceño, al contrario, se les encomiendan funciones de gobierno.
Las cooperativas auríferas, se han convertido en grupo político-partidario, ya que participan abiertamente en actividades de este orden e incluso ejercen funciones en el aparato del Estado, de tal manera que se han convertido en un “grupo de interés”, que, como enseña la filosofía política, a diferencia de los grupos de presión, no siempre presionan, pues suelen introducirse en actividades que tienen que ver con el poder político.
Hace unos días el presidente del gobierno del Estado Plurinacional, ha posesionado a algunos nuevos ministros y entre ellos a un dirigente de las cooperativas mineras, en el Ministerio de Minería, que tiene por finalidad diseñar las políticas del sector y, en consecuencia, no debiera estar a cargo de un funcionario que provenga de una organización que tiene intereses en la materia.
Las cooperativas auríferas, debido a sus actividades poco respetuosas del medio ambiente, ya que contaminan ríos y aguas, vertiendo mercurio y otros elementos químicos; depredan las tierras de donde extraen el metal y avasallan territorios protegidos por normas legales, por ser reservorios de alto valor ecológico o tierras de pueblos y grupos sociales ancestralmente asentados en esos territorios catalogados de origen. Es tiempo de reordenar las instituciones, en la que cada una cumpla lo que determinan las leyes y el interés común.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.