lunes, noviembre 4, 2024

El lado oscuro

Luz Castillo Vacano

Habiendo festejado el Carnaval, ahora se nos viene un periodo relativamente tranquilo hasta medio año, cuando comienzan las fiestas patronales y de nuevo surge la efervescencia festiva de la cual mucho se disfruta, por ser parte de la construcción de las identidades culturales bolivianas. Pero todo tiene un lado oscuro. En el caso de la fiesta popular folklórica, esa cara perversa tiene tres aristas.
El excesivo consumo de bebidas alcohólicas. Este argumento resulta repetitivo. Pero cabe aclarar que el consumo excesivo de bebidas alcohólicas no obedece a la existencia de la fiesta propiamente dicha, sino a la existencia de un hábito que instrumentaliza la fiesta o la usa como excusa. Es decir, con fiesta o sin ella, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas existe. Así como no son responsables las empresas que comercializan bebidas alcohólicas, pues es el consumidor quien, al final de cuentas, decide qué y cuánto beber. Las empresas ofrecen bebidas alcohólicas envasadas y reconocidas, mientras que los bebedores pueden elegir también bebidas adulteradas o de dudosa procedencia.
La ocupación irrespetuosa del espacio público. El espacio público, es decir, el conjunto de bienes municipales de dominio público, tal como señala el Artículo 31 de la Ley Nº 482 Ley de Gobiernos Municipales, es ocupado efímeramente por las personas que ensayan las danzas y, al final, presentan sus danzas como parte de la fiesta patronal. Lo irrespetuoso no es la danza, sino el uso de las calles y muros de las viviendas como mingitorio, así como los altos volúmenes de los parlantes y las voces que se elevan cuando el consumo de bebidas alcohólicas ya se dio por varias horas. Estos dos últimos, como producto del elevado consumo de bebidas alcohólicas en vía pública.
La producción de basura. La fiesta folklórica motiva el consumo de una diversidad de objetos que son desechados en las calles, produciendo residuos sólidos que son trasladados a los rellenos sanitarios para su correspondiente tratamiento o bien recolectados por los recolectores de residuos. La preocupación, en el mundo, ahora es producir cada vez menos desechos sólidos y nuestro país podría adherirse a ella, considerando la ventaja que tiene al contar con mucho menos población que otros.
Como es posible apreciar, el lado más oscuro de la fiesta patronal es que se constituye como un fenómeno cultural susceptible de ser instrumentalizado o usado por las personas que tienen el hábito de consumir bebidas alcohólicas en exceso. La fiesta se vuelve el pretexto o excusa para continuar el hábito del consumo excesivo de alcohol. Estas personas son o se hallan en camino de ser consideradas alcohólicas, pero no son conscientes de ello, y justifican su conducta ante sí mismos poniendo como razón su participación en la fiesta patronal.
La fiesta patronal no es la causa del excesivo consumo de bebidas alcohólicas, sino su víctima. El consumo excesivo de bebidas alcohólicas al principio es un hábito, luego una adicción y, al final, una enfermedad. La persona decide adquirir el hábito y luego ese hábito se apodera de la persona.
Como seres humanos conscientes, revisemos nuestros hábitos en relación con el excesivo consumo de bebidas alcohólicas y asumamos conciencia sin culpar a la fiesta patronal ni a las empresas que ofertan bebidas ni a nadie más que no seamos nosotros mismos. Revisemos nuestro propio lado oscuro.

La autora es antropóloga.

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