domingo, diciembre 22, 2024
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Conflictos no encarados

Severo Cruz Selaez

El Poder desgasta, más si los problemas nacionales no son encarados, oportunamente, por ineficacia, negligencia o cálculo político. Ahí tenemos, en nuestros días, la escasez de dólares, de la gasolina, la subida de precios de la canasta familiar, los irrisorios salarios, la falta de empleos, el contrabando, el saqueo del oro, el narcotráfico, etc., temas que provocaron zozobra e incertidumbre en la ciudadanía. Algunos de estos asuntos empañaron, inclusive, la imagen de Bolivia. Tal realidad ha deteriorado la imagen de quienes gobiernan el país, en un ciclo del populismo que se agota. Que provoca pérdida de credibilidad en sus mensajes.
Es herencia de gobiernos anteriores, de tendencia populista. Éstos dilapidaron, alegremente, los cuantiosos ingresos que generaba el auge gasífero, creyendo que nuestra economía estaba blindada. Agotaron los recursos de la venta de ese energético. Posiblemente en el futuro, de exportar gas pasemos a importarlo. Ese es el legado que recibimos de quienes asumieron, en 2006, el gobierno nacional.
Y no faltaron los “enviados”, que dijeron tener la fórmula para solucionar inmediatamente la grave situación económica. Como si la suerte del país dependería de sus propósitos particulares. Como si con ellos en el Poder, empezaría a llover billetes verdes y retornaría el boom gasífero.
“Lo cierto es que la economía de un país puede ser fácilmente destruida en poco tiempo, pero la reconstrucción económica puede durar entre veinte y treinta años. Es inaudito creer que el problema se resolverá solo con deseos o anuncios demagógicos. Ese es el legado que nos dejó el populismo con la dupla de Evo Morales y Álvaro García Linera” (*). Elementos que con demagogia llegaron al Poder y con ella pretenden su retorno. Si destruyeron la economía boliviana, ¿con qué moral quieren volver al Poder? Y con razón, algunas mujeres, denominadas bartolinas, los hicieron corretear hace poco en Chuquisaca. A ese extremo llegó el desgaste.
Realidad que fue agravada por desastres naturales que provocaron muertos, pérdida de cosechas y devastación de viviendas. Los damnificados son centenares y piden solidaridad de gobernantes y gobernados. Ojalá los regímenes populistas de la región, se dignen a darnos “una manito”, para salir de esta tragedia humanitaria.
En suma: el populismo, cuando la crisis económica golpea duramente a la población boliviana y, en particular, a los sectores menos favorecidos, va cuesta abajo, como consecuencia de sus yerros, desaciertos y dislates. Además, con una peligrosa dolencia, por su fraccionamiento o divisionismo interno. Más adelante veremos los resultados.

(*) “Imposible aumentar las exportaciones”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 15 de marzo de 2024.

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