domingo, diciembre 22, 2024
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La necesaria búsqueda de inversión privada extranjera

Ronald Nostas Ardaya

Pese a sus diferencias ideológicas y sus conflictos políticos, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos de la última década comparten el mismo objetivo en su gestión económica: atraer inversión privada extranjera para garantizar el crecimiento y desarrollar las potencialidades de los países.
El mayor flujo de recursos de empresas de Europa, Asia, Estados Unidos y de la propia región, han logrado por ejemplo que en 2022 ingresara a Latinoamérica un total de 224.579 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa (IED), la mayor cifra registrada en la historia. Curiosamente, el monto invertido en el extranjero por empresas latinoamericanas, fue de 74.677 millones de dólares ese año, el monto más alto de la historia en ese ámbito.
Hay muchas razones internas y externas que explican este éxito, sin embargo, un factor fundamental ha sido la gestión personal de los presidentes con los empresarios extranjeros, y la aplicación de una especie de “diplomacia directa” concentrada en la búsqueda de inversión.
El pasado 8 de marzo, el presidente de Paraguay, Santiago Peña, recibió a una delegación de empresarios cruceños liderados por la Cainco, para explicarles las ventajas de dirigir capitales nacionales en industrias de ese país. Con este mismo propósito, el mandatario guaraní ha tenido encuentros con empresarios de Estados Unidos, Chile, Brasil y España.
El presidente brasileño se reunió en mayo de 2023 con dirigentes de los más grandes grupos empresariales japoneses para explorar inversiones en tecnología para la transición energética y el desarrollo. Lula también ha buscado capitales privados con industriales de España, Portugal, Alemania, Qatar, Arabia Saudita y China, e incluso con empresarios argentinos, para tratar inversiones en las áreas automotriz, energía, sector metalúrgico y economía del conocimiento, y con chilenos para explotar los recursos hidroeléctricos.
El presidente Gabriel Boric también ha buscado a empresarios de los Estados Unidos para atraer inversiones en las áreas de minería, energía, retail, industrias del conocimiento y salud. Hizo lo propio con industriales franceses a quienes explicó las ventajas de invertir en hidrógeno verde y el litio, además se reunió con mexicanos, españoles, argentinos y canadienses.
La Calle Pou ha optado por fortalecer la inversión de empresas chinas, sin descuidar a las brasileñas, norteamericanas y europeas; mientras que Boluarte ha buscado a empresarios de Estados Unidos y Alemania, y el mandatario ecuatoriano Daniel Noboa, en su corta gestión ya ha sostenido encuentros con empresarios españoles y estadounidenses, con el mismo objetivo.
En casi todos los casos, los presidentes viajan con líderes empresariales locales o están acompañados de éstos cuando reciben a los extranjeros. En sus intervenciones, se concentran en ofertar algunas áreas donde sus países precisan inversiones, y promueven las ventajas competitivas y la protección que otorgan a los capitales extranjeros.
Pero estas gestiones serían infructuosas si no fueran coherentes con las condiciones que son ofrecidas a los inversionistas. En todos los casos, los Estados han adecuado sus normas internas para garantizar igualdad entre las inversiones nacionales y extranjeras; la seguridad de que no habrá expropiaciones arbitrarias, que las controversias serán tratadas por tribunales internacionales; que está asegurada la libre transferencia de fondos y, adicionalmente; que las nuevas inversiones gozarán de tratamientos arancelarios preferenciales y facilidades en la importación de maquinaria y tecnología.
En contraparte, las empresas que ingresan sus capitales, son conscientes de sus obligaciones en términos de derechos laborales, transparencia, pago de impuestos, lavado de dinero, protección del medio ambiente, entre otros.
Los gobiernos buscan incrementar el ingreso de IED porque este mecanismo ha demostrado ser una opción importante para controlar el sobre-endeudamiento y evitar los ajustes fiscales traumáticos. Además, su incidencia ha sido fundamental para la recuperación de las economías y el crecimiento que están alcanzando varios países, sobre todo debido a que incorporan tecnología, generan fuentes de trabajo, aportan al equilibrio comercial e impulsan la industrialización.
Independientemente de sus intereses ideológicos, la mayoría de los presidentes han comprendido esta necesidad, y quienes no aprovechen la tendencia favorable para nuestra región, condenarán a sus pueblos a soportar los efectos nocivos de otra década perdida.

El autor es Industrial y ex Presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia.

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