La falta de divisa extranjera, el dólar, ha provocado que Bolivia ingrese a una crisis de balanza de pagos. Los déficits fiscales continuos, la caída de las exportaciones y las reservas internacionales, más la falta de inversión para diversificar productos para el mercado internacional han acelerado la situación actual.
El investigador y economista, Joshua Bellott, dijo que esa situación ya fue anticipada por los economistas, por la escasez de la divisa extranjera, pero también se registra una burbuja inflacionaria, que podría reventar en cualquier momento, y volverse en una hiperinflación.
Desde hace tiempo los economistas alertaron que Bolivia no sólo registra una inflación, sino una reprimida, debido al control de precios y a la subvención, en especial a los combustibles, así como a los alimentos y servicios, cuyo valor está por encima de los 2.000 millones de dólares, pero ante la escasez de la divisa se podría volver insostenible.
Cuando un país registra déficit fiscales continuos y elevados, no ha invertido para generar mayores recursos, también muestra una caída de las exportaciones, en especial de gas, una inversión pública mal dirigida y priorizada, así como mayor gasto público y menos reservas internacionales, provocan incertidumbre, y en este caso se agudiza la crisis de la balanza de pagos, de acuerdo al análisis del entrevistado.
Belloth lamentó que haya mayor gasto del Gobierno y haga crecer el aparato burocrático, y tenga como consecuencias menores reservas, que está ligada a la importación de combustibles, que también requiere de dólares.
Problema estructural
Mientras, el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, sostiene que a la fecha no se ha atacado el problema estructural de la economía, la subvención, que requiere de una restructuración, para que llegue a sectores productivos y a los sectores que realmente lo necesitan, y no se desvíe al contrabando o a los autos indocumentados.
Si bien la planta de biodiésel reducirá el gasto, pero no será significativo, porque en el largo plazo sólo llegaría a 10% del consumo total, y se seguiría importando el 90% del combustible que requiere el mercado nacional.
Para el economista Gonzalo Chávez, el problema principal es el déficit fiscal. En su cuenta de su red social, explicó que el Gobierno gasta mucho, como en la época de la bonaza económica, cuando los ingresos del gas eran altos, por ello planteo una reducción del aparato estatal.
Ante la caída de los ingresos por la venta de gas, debido a la baja producción, el Banco Central de Bolivia (BCB) es el principal financiador del sector público, lo que provocó una caída de las Reservas Internacionales y la escasez de dólares.
Hidrocarburos
Romero recordó que el sector de hidrocarburos tuvo una caída en los últimos años. Antes el 51% de las exportaciones correspondían a la venta de gas natural a mercados de Brasil y Argentina, y ahora sólo representa 29%, pero el porcentaje más pronunciado obedece al valor, que de 2014 a 2023, cayó en 66%.
Dijo que la exportación de materias primas representa el 70%, aproximadamente, de productos tradicionales, por ello se está lejos de hablar de un país industrializado, ya que no se tiene una diversidad económica y la dependencia de las materias primas, no bajó.
La situación actual del país fue provocada por bajos niveles de libertad económica y una alta corrupción, hechos que no vuelven atractivo a Bolivia para atraer inversiones internacionales.
Control
Por otra parte, Belloth sostiene que el Gobierno al controlar mucho la economía, una medida intervencionista convencional, distorsiona el mercado nacional, que sólo provoca pérdidas para los emprendedores y consumidores.
“Una intervención distorsiona el mercado, crea muchas pérdidas, crea el mercado negro o paralelo”, alertó a tiempo de indicar que el Gobierno no tiene tanto poder como el mercado, que al final es el que pone el precio a los bienes o servicios.
Por ejemplo, la realidad del salario mínimo está por debajo del oficial, ya que los jóvenes se insertan al mercado por una suma de 1.600 bolivianos, definido por la libre oferta y demanda.
“El Gobierno no puede legislar, no tiene tanto poder como lo tiene el mercado”, resaltó Belloth e indicó que no existen las condiciones para pagar el salario mínimo fijado por las autoridades nacionales.
Por ello sugiere que, el Gobierno debe crear las condiciones económicas para generar mayor valor agregado, impulsado por las empresas privadas sin necesidad de una legislación social.
PIE DE FOTO
Bolivia ingresó a una crisis de balanza de pagos
> El crecimiento económico del 2023 tenía que alcanzar 4,8%, según estimaciones del Gobierno, pero la cifra no pasaría del 2%. Para la presente gestión se proyecta 3,71%, pero organismos internacionales estiman menos de 2%.
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