Se puede medir lo convencido que está el cocalero Morales de que nunca más volverá a ser presidente por el odio que muestra contra quienes identifica como los culpables de su renuncia y precipitada fuga en noviembre de 2019.
Ahora, cuando el masismo proclama que nadie es imprescindible, y menos él, y lo abofetea diciendo que un político no debe guiar sus actos por el amor a la silla, él manda a sus sirvientes a castigar al ingeniero Edgar Villegas.
Este ingeniero encontró en las cifras del conteo rápido los casos de fraude que luego los expertos de la OEA definieron como hechos de “dolo” electoral, un total de 60 formas de torcer los resultados de las elecciones.
Las pruebas que exhibió Villegas del fraude, confirmadas luego por la OEA, hicieron que las elecciones fueran declaradas nulas por el propio cocalero que llegó a ofrecer nuevas elecciones.
Es decir que él mismo admitió que las cifras de Villegas, y luego de la OEA, eran correctas y que las elecciones no tenían algún valor porque, además, y esto es lo más importante, el fraude había provocado la indignación de la gente en una revuelta civil jamás vista.
Los expertos dicen que allí se comprobó que la gente se moviliza cuando la han estafado. En este caso, el mismo personaje había desconocido el resultado del referéndum de 2016 por el cual no debía ser candidato, y ahora estaba violando los resultados electorales.
En suma, Villegas había observado el fraude antes que los observadores de la OEA y antes de que el cocalero renunciara en público y, llorando a moco tendido, se subiera al avión mexicano que hizo escala en Asunción para permitirle recoger unos milloncitos de dólares, para sumarlos a los que había extraído del Banco Central.
Todo eso lo ha olvidado el cocalero porque, como se dice en las redes, se le han quemado las dos neuronas que le quedaban en el cerebro, como quedó demostrado cuando dijo que él había sido el mejor presidente de Bolivia, mejor que Bolívar y que Paz Estenssoro. Si supiera lo que significa la palabra vituperio no se habría hecho semejante alabanza a sí mismo.
Pues ahora quiere que Villegas vaya a la cárcel por haber incitado a la rebeldía de los bolivianos, y sus sirvientes instruyen a los jueces que le apliquen aquello de la detención preventiva. Temen que Villegas sea tan cobarde como el cocalero y huya del país.
Pero que nunca más volverá a ser presidente, te lo firmo. Aunque me gustaría que volviera a postularse, porque entonces se daría otra demostración abrumadora de cuánto lo detestan los bolivianos, como se vio en 2019.
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