El ministro de Energía e Hidrocarburos, Franklin Molina, reconoció al menos cinco «problemas» que los consideró muy críticos en el proyecto de industrialización del litio.
Los problemas van desde la concepción y diseño de la planta, la construcción de piscinas evaporíticas para la provisión de insumos, de la planta de carbonato de litio con un avance menor al informado, necesario ajuste en el diseño de la planta de tratamiento de agua y la ausencia de una fecha para el inicio de operaciones.
«Venimos a informar un aspecto que es muy crítico y que en los últimos meses se fue mencionando referido a las inversiones que se desarrollaron en el complejo de litio. Nos referimos a alrededor de mil millones de dólares que se fueron ejecutando en distintos proyectos: construcción de piscinas, plantas como la de cloruro de potasio y carbonato de litio», informó Molina tras una reunión con la Comisión de Hidrocarburos de la Asamblea Legislativa.
Desde el inicio de la inversión millonaria hasta la conclusión del mandato de Evo Morales, Molina anunció que se realizará una auditoría. «Muchas de las cosas que se dicen requieren no sólo un proceso de auditoría, sino ver la correcta utilización de esos recursos».
Hace algunas semanas, una comisión de senadores inspeccionó las plantas de industrialización, instalada en el Salar de Uyuni, e identificó «problemas» que, según la autoridad, «escapan de nuestra gestión» que comenzó hace poco más de tres años y que surgieron desde la misma construcción de las piscinas en la gestión de Evo Morales.
En diciembre de 2023 fue inaugurada la primera planta industrial de carbonato de litio para aprovechar su posición como uno de los líderes en las reservas de este recurso en la región, junto a Chile y Argentina, con un estimado de 23 millones de toneladas métricas disponibles en el gigante Salar de Uyuni, Potosí, pero sin alcanzar los estándares mínimos para el inicio de operaciones.
El primer problema, según Molina, se produjo en la planta de carbonato de litio. «Lo que debo informar es que la planta de carbonato de litio, tal como estaba entregada en los planos que se estaban construyendo, no iba a funcionar nunca; incluso se hizo pruebas y el equipo técnico se dio cuenta que no iba a avanzar».
Por tanto, prosiguió, «alguien tiene que responder a la población sobre las consecuencias de esas inversiones, diseño, de esa ingeniería e información que es parte de nuestra preocupación y es nuestra responsabilidad que la planta vaya a subir de capacidad».
Además, como segundo problema, Molina identificó que el proyecto se paralizó en 2020 y una evaluación reveló que el avance real era mucho menor que el informado. «Ahí queremos precisar que esa planta, tenía observaciones en nuestra gestión, cuando recuperamos el proyecto en 2020 fue paralizado. Hicimos una evaluación de todo lo que se había presentado, un avance que en términos documentarios nos llegó con un 57% de avance físico y 67% de avance financiero; pero en los hechos el avance no llegaba ni al 25%», explicó Molina.
En ese sentido, dijo el titular de Energía e Hidrocarburos, se busca un reajuste en la programación del proyecto. «Por tanto, tuvimos que hacer una reconducción del proyecto; lo primero que hace YLB (Yacimientos de Litio Bolivianos) es reunirse con los contratistas para un reajuste de la programación».
Molina también consideró como un tercer problema el necesario ajuste en el diseño de la planta de tratamiento de agua. «A partir de eso debemos ajustar el diseño y redimensionamiento de una planta de tratamiento de agua, muy cuestionada en su momento referido a por qué no se incluyó en la parte constructiva del proyecto».
El cuarto problema identificado fue la falta de estipulación en el contrato sobre el inicio de operaciones de la planta. «Otro factor importante es el arranque de la planta que no estaba considerado en el contrato. Todos estos elementos y otros son, además, que, una vez recibida la planta de carbonato de litio, que debido a lo que nos señala la norma de hacer auditorías es que se coordinan todos estos elementos, factores que nos deja con la necesidad de que YLB pueda hacer un proceso de investigación: ¿qué paso? ¿Cuáles son los daños? Y, ¿qué pasó desde la conceptualización del proyecto, el diseño de las piscinas y de la planta en general?», dijo Molina.
El quinto problema señalado fue la falta de materia prima, ya que las piscinas estaban diseñadas exclusivamente para la producción de cloruro de potasio y no de carbonato de litio. «Hace algunas semanas una comisión dependiente del Senado participó de una inspección y se evidenció problemas que no salen en nuestra gestión, sino son problemas que se generaron en la misma construcción de las piscinas; piscinas que van a proveer materia prima a ambas plantas».
Después de señalar los problemas en el proyecto de industrialización del litio, el ministro Molina dijo que «alguien tiene que responder a la población sobre las consecuencias de esas inversiones».
El contrato para la planta industrial se firmó en septiembre de 2018 con un plazo inicial de 14 meses para la ejecución del proyecto (hasta noviembre de 2019), según reporte de El Deber en agosto de 2022. Las obras no pudieron ser concluidos debido a que se paralizaron en la gestión de Jeanine Añez, según el ministro Molina, quien puso como segundo plazo tentativo el mes de febrero de 2022. En mayo, la misma autoridad, precisó que la planta industrial se terminaría de construir a fines de este año y que comenzara a operar «a inicios de 2023».
De acuerdo con la información de YLB, la ejecución del proyecto Construcción, Montaje y Puesta en Marcha del proyecto de Planta Industrial de Carbonato de Litio de Uyuni fue adjudicada a la asociación accidental Beijing Maison Engineering Company LTD y China Machinery Engineering Corporation (CMEC).
El ministro Molina, según reporte de El País de España, la planta industrial de carbonato de litio producirá 15.000 toneladas en 2024 y 100.000 en 2025. Cuestionó por qué una empresa como CMEC no logra una producción y productividad superiores al 40% al inicio de la planta. (Brújula Digital)