El Departamento de Santa Cruz es objeto de amplias ayudas financieras y respaldos políticos desde hace algunos años, lo que ha determinado su progreso, hasta ponerse a la cabeza de la economía nacional. A esas acciones se debe agregar que la población del occidente del país se ha volcado en masa al oriente y contribuye en forma cualitativa y cuantitativa al desarrollo cruceño. Esa corriente progresista se ha acentuado de manera ostensible en últimos años, ante todo en el sentido económico. Es más, sigue produciéndose en forma sistemática y creciente, lo cual causará un mayor progreso para esa región.
Esa orientación de la economía nacional hacia el oriente es, por supuesto, motivo de satisfacción y apoyo de la ciudadanía y es una muestra objetiva del aprecio a los departamentos de esa área, es decir, Santa Cruz, Beni y Pando. No existe objeción al respecto en lo que se refiere a esa actitud que favorece a la zona oriental, que había sido olvidada durante la etapa colonial y feudal que atravesó el país y en la que eran saqueadas las riquezas minerales de occidente.
Sin embargo, cabe observar que mientras el oriente es objeto de macro contribuciones financieras y humanas, los departamentos del altiplano y valles del país, han sido dejados por lo menos en un notable y mezquino olvido, lo cual ha paralizado su desarrollo económico. Es más, los ha puesto en una situación de decadencia, al extremo que su actividad económica y política se ha derrumbado.
En últimos años, Santa Cruz ha sido objeto de inversiones estatales y privadas de alta consideración. Basta citar, por ahora, el impulso que se está dando a la producción de etanol, que no solo beneficiará a cañeros, sino también a YPFB y facilitará el ahorro de divisas.
Esos aspectos específicamente señalados, se reitera, son vistos con aprecio. Sin embargo, en vista de que la región occidental ha dejado de ser vista por las autoridades nacionales, se puede considerar que se trata de un caso flagrante de discriminación. Se señala que, además de los respaldos a los hacendados para que amplíen sus cultivos de caña para producir etanol, FONPLATA ha anunciado que dará un crédito de 100 millones de dólares que estará destinado a la producción de soya y otras materias primas para producir biocombustibles.
Esa discriminación es la que causa la preocupación de más del sesenta por ciento de la población del país. Y es que los gobiernos populistas recientes estarían mirando a la región del altiplano y valles con desprecio, ofreciéndoles migajas, lo que equivaldría a las sobras del banquete de Epulón y quizá ni siquiera eso. Al respecto, basta hacer referencia a la economía de La Paz, que ha dejado de tener el peso específico que siempre le caracterizó y, además del abandono de que es objeto del gobierno, ha perdido el respaldo de entidades cívicas, culturales y otras, muchas de las cuales brillan por su ausencia en cuanto a la defensa de los intereses paceños. En resumen: todos toman naranjada, pero de la naranja, nada se dice.