La caída de la producción agrícola de alimentos es absolutamente ilógica en el país, frente al crecimiento gigante de las áreas cultivadas y si no fueran los medios de comunicación, el asunto permanecería en la oscuridad y el país seguiría camino al desastre. Y es que las autoridades ignoran el problema o se hacen los de la vista gorda, por extrañas presiones. Datos concretos muestran aspectos verdaderamente alarmantes y las autoridades de los ministerios de tierras, producción y otros tantos no tienen noción de lo que ocurre y, lo que es peor, no perciben lo que los rodea y sin saber pisan el acelerador del carro del Estado en su camino al abismo.
El primer lugar, se olvida que la Reforma Agraria de 1953 determinó una caída de la producción agropecuaria en alrededor del 30 por ciento, lo cual se agravó como efecto de la contrarrevolución y la falta de idoneidad de siguientes gobernantes. Esa caída de la producción hasta alrededor del 80 por ciento no fue atendida, mientras, al mismo tiempo, la población del país creció hasta llegar aproximadamente a doce millones de habitantes.
Es más, la producción agropecuaria se mantuvo en bajísimo nivel, mientras las áreas cultivadas superaron todas las expectativas. En efecto, si en 1952 se cultivaba en 600 mil hectáreas, ahora son cultivados más de dos millones de hectáreas, pero ese intento no ha servido para alimentar a la población boliviana, sino, en su gran parte, para exportación. Además, la única línea de producción que no decayó fue la de la coca, ya que, en 2017, el gobierno de entonces autorizó una ampliación de 12 a 22 mil hectáreas y ahora han pasado de 30 mil hectáreas las plantaciones de la hoja, inclusive en parques nacionales.
El crecimiento poblacional del país, de cuatro a doce millones de personas, no fue correspondido con el aumento de la producción agrícola, pues al contrario de las necesidades de consumo, la producción de alimentos no ha subido y su tendencia es a bajar. Debido a esa realidad, la población boliviana se alimenta mal y peor que en la época de la Reforma Agraria. Es más, padece hambre y se alimenta con productos que ingresan hasta de manera irregular, que son de pésima calidad.
¿Cómo se puede explicar esa irresponsabilidad estatal, cuando al mismo tiempo se revela que las áreas cultivadas han llegado a más de dos millones de hectáreas y subirán un millón más, para producir etanol? La explicación es que la escasez de alimentos nacionales ha sido cubierta con el contrabando de toda clase de alimentos, las importaciones del Estado y por parte de particulares. Sin embargo, no se puede ocultar que las autoridades nacionales se muestran indiferentes y no atienden las necesidades alimentarias del pueblo.
Producción agrícola, en situación desastrosa
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