Las comunidades campesinas e indígenas están sufriendo el acoso de la minería ilegal, según diversas denuncias presentadas los últimos días; sin embargo, también hay comunarios, indígenas y lugareños de los municipios que se están uniendo a las cooperativas mineras porque consideran que es mejor eso a permitir que gente foránea sea la única que se beneficie del negocio, según denunció la líder de Defensores Ambientales de Ixiamas, Paola Guerra.
«No vamos a negar, hay gente del mismo municipio que son parte de estas cooperativas, puede ser por la falta de movimiento económico, porque una vez que entra el hambre a tu hogar tienes que buscar la manera de solventarte, de cómo buscarte el pan de cada día. Lo otro es que lavan el cerebro a nuestra gente y por lógica les meten ideas y caen en el juego de ingresar», señala Guerra en el programa Sumando Voces en Directo, que se emitió este jueves y que contó también con la participación del investigador del Cedla en temas mineros, Alfredo Zaconeta.
«Entonces, ahorita el enemigo lo tenemos tanto dentro como fuera, que eso es peor para nosotros», dijo Guerra, quien se conectó desde Ixiamas (norte de La Paz), un municipio que no era minero, pero que últimamente ha visto que se duplicaron las cooperativas mineras que buscan oro.
Sin embargo, Guerra no ve que su municipio haya mejorado, por el contrario, dice que la minería «trae pobreza, trae la peor degeneración para nuestra sociedad», además de contaminación por el uso de mercurio para la explotación aurífera en los ríos.
«Ese mercurio que afecta a los peces, afecta la sociedad, a las a las mujeres, a los varones, a los niños, a todos», detalló, haciendo referencia a los estudios que comprobaron la alta contaminación que existe en los cuerpos de los indígenas por el consumo del pescado de los ríos contaminados.
El especialista Zaconeta documentó el incremento de las cooperativas mineras, su influencia política y los beneficios que reciben del Estado desde que el MAS asumió el poder, llegando a la conclusión que manejan casi todo el negocio del oro en Bolivia, pero dejan ínfimos ingresos para el Estado. Indicó que «esta fiebre del oro» se debe al incremento del precio internacional de este metal, que hasta este miércoles se había cotizado en 2.393 dólares la onza troy.
Y, en Bolivia, este sector además ha ganado poder político, al punto que autoridades nacionales, departamentales y municipales pertenecen al sector cooperativista. Por ejemplo, Paola Guerra relató que el alcalde de Ixiamas, Felix Layme, es un cooperativista minero, que llegó hace años a asentarse en la zona para explotar oro. A nivel nacional, el ministro de Minería, Alejandro Santos, también pertenece a la cúpula de ese sector.
De hecho, esta semana el Ministro anunció que se acelerará la aprobación de 19 nuevos contratos mineros para los cooperativistas y, acto seguido, la Presidencia del Senado los derivó a las comisiones para su análisis y posterior aprobación.
«El ministro reacciona así porque es representante de su sector y obviamente tiene que responder a estos intereses», señaló Zaconeta.
En el caso de Ixiamas, desde que el alcalde cooperativista llegó al poder se ha producido el incremento de las cooperativas mineras en la zona, llegando al extremo de haber cuadriculado el río Tequeje, según Guerra. «El hecho de que tenemos un alcalde minero, ese ha sido el acabose para nosotros, ese es el peor peligro y más latente que tenemos porque al enemigo lo tenemos dentro con el poder (…) gracias a esa cabeza es que actualmente ha crecido la minería de nuestra región», denunció Guerra, quien fue subgobernadora de la provincia Abel Iturralde.
«Nuestro Río Tequeje realmente ya nosotros le hemos dado por perdido porque está total y completamente cuadriculado», lamentó Guerra. Señaló que las cooperativas también están abarcando zonas de amortiguamiento y hasta áreas que colindan con el Parque Nacional Madidi.
«Nos alimentamos de la pesca, de la fauna, de la flora de nuestra región, pero hoy en día todo eso se ha vuelto sumamente peligroso para la salud de nuestros propios niños», expresó en referencia al uso del mercurio para la extracción del oro.
«El movimiento de cooperativas causa temor, causa preocupación, causa indignación y al mismo tiempo también tristeza», mencionó, justamente haciendo referencia a que comunarios de la zona han sucumbido a las cooperativas.
En contrapartida, lo que deja el oro para el país «es muy poco», explica Zaconeta. «Las cooperativas, fruto de esa alianza que tienen con el gobierno del MAS, han logrado el beneficio de estar exonerados del pago de impuestos. Ellas no pagan el impuesto que paga cualquier operador privado o estatal, como el impuesto al valor agregado, el impuesto a las utilidades, el impuesto a las transacciones», detalló.
Por esta coyuntura de bonanza en los precios, los operadores privados y estatales pagan 37,5% de sus ganancias, mientras que los cooperativistas solo aportan una ínfima regalía de 2,5%, pero que si la comercialización es interna se reduce a 1,5%, explicó el analista.
Este porcentaje es mucho más bajo que el que pagaban durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, cuando era del 5%, rememoró Zaconeta, quien responsabilizó a Evo Morales por bajar la alícuota a los actuales niveles.
«Por ejemplo, el año 2022 Bolivia produjo 53,3 toneladas por un valor de 3.073 millones de dólares y aplicando esta regalía minera, apenas se pagó 63 millones de dólares», explica Zaconeta. (Brújula Digital)