viernes, noviembre 22, 2024
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La ley del más vivo

David Foronda H.

Supuestamente una periodista estadounidense que radicó un año y medio en el país, en marzo de 2022 escribió un artículo sobre Bolivia y los bolivianos, dando a conocer las injusticias y situaciones difíciles por las que se debe atravesar en estas latitudes. Empieza manifestando: “Bolivia solo sirve para pasear y no para vivir y mucho menos para trabajar o hacer negocios. Bolivia tiene un cáncer social innato, arraigado en el ADN de sus habitantes, que saca a flor de piel la miseria, el hambre y la desesperación por el dinero, ya que ven a los extranjeros como una fuente de ingresos de un solo uso. Ese cáncer se llama “la ley del más vivo”.
Añade que “Bolivia es un país prostituido, lleno de corrupción, de mentiras, de bajos instintos, donde no hay conciencia ni remordimientos, donde el sistema judicial no funciona, por lo tanto, no existe justicia, donde con dinero puedes comprar jueces, fiscales y testigos. Donde debido a la cultura de desconfianza hay reglamentos estúpidos y retrógrados, de no usar el celular en los bancos y tratar a un cliente como un delincuente, mientras que en un país del primer mundo hasta te reciben con una taza de café en una sala de espera”.
Prosigue: “Bolivia, el país donde un delincuente común pasa por encima de los derechos humanos y civiles de un ciudadano boliviano y el criminal recibe apoyo de organizaciones internacionales abogando por sus “derechos humanos”, y el sistema boliviano lo premia con abogados gratuitos para defenderlo, usando el dinero de los impuestos que paga la víctima y los familiares de la víctima. ¡Qué ironía! Es el único país, donde un funcionario público te responde “ya le voy a hacer el favor”, cuando no se trata de favores, se trata de que cumplan con su trabajo, ya que se les paga con los impuestos que se recauda de la ciudadanía. Por lo tanto, no es un favor o ayuda, es su deber.
Bolivia es el país donde los policías se inventan, sin autorización de sus superiores batidas o redadas para extorsionar arbitrariamente a los ciudadanos y así recolectar dinero para uso personal. Es el país donde llegan refugiados de forma irregular de países socialistas y se adueñan de las calles a pedir limosna, usando a sus hijos en brazos para dar lástima, otros a delinquir y algunos a ocupar puestos profesionales de trabajo que le correspondía a un profesional boliviano. Lo peor de todo es que las autoridades apoyan y se hacen cómplices con su silencio de estas acciones”.
Es extensa la nota, con conceptos duros sobre lo que acaece, según su óptica, en el país. Acota, “Bolivia nunca va a salir de la miseria, ignorancia, a menos que exista un líder que acabe con el cáncer social y renazca una nueva nación, erradique la “ley del más vivo”, que la aplica la señora del mercado y hasta las más altas autoridades; esto no me lo contaron, lo viví en carne propia, como periodista profesional”. Huelgan comentarios.

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