Bolivia enfrenta un retraso de seis años en la certificación de reservas de gas, revelando una notable falta de transparencia por parte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la entidad encargada de proporcionar información sobre este recurso estratégico.
El analista de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, expresó su preocupación por la falta de rendición de cuentas por parte de YPFB, subrayando que la entidad «debe informar al país cada 31 de marzo» sobre la cantidad de reservas de gas, una obligación que no se ha cumplido.
Según Velásquez, se han realizado cuantificaciones internacionales de gas en años anteriores, pero los datos disponibles han sido insuficientes y poco detallados. Esta falta de transparencia ha generado incertidumbre entre diversos sectores de la sociedad boliviana, resaltando una brecha significativa entre la voluntad de las autoridades y la necesidad de acceso a información pública.
El analista de Jubileo enfatizó que la transparencia es fundamental para la estabilidad política y económica del país, señalando que «los graves problemas como país son el tema de transparencia y acceso a información». Velásquez hizo hincapié en la importancia de que YPFB certifique anualmente, a través de una empresa internacional, las reservas de hidrocarburos del país, conforme a lo establecido por la ley.
Sin embargo, a pesar de que YPFB posee la información sobre la certificación de gas, esta no se ha hecho pública, lo que ha generado inquietud entre la población boliviana. Velásquez recordó que, como propietarios de los hidrocarburos, los bolivianos tienen derecho a conocer la situación de las reservas de gas, un tema que está constitucionalizado en el país.
SIN INFORMACIÓN
Los departamentos productores de gas en Bolivia, como Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca y Cochabamba, tampoco reciben información y se encuentran en la incertidumbre respecto a la cantidad de reservas certificadas en sus territorios. Aunque se sabe que se realizaron certificaciones en 2017 y 2018, la falta de divulgación de estos datos a nivel departamental deja a estos actores clave en la industria sin información precisa sobre el estado de sus recursos.
Esta opacidad en la información no solo afecta a los departamentos productores, sino que también impacta en otros sectores interesados en la producción de hidrocarburos, incluyendo municipios, universidades y la población en general. La falta de acceso a datos confiables resalta una tendencia preocupante de priorizar la renta económica sobre la transparencia y el conocimiento integral de la cadena productiva del país.
RIESGO DE IMPORTAR GAS
El equilibrio entre la producción y el consumo interno de gas en Bolivia se encuentra en una encrucijada preocupante. Mientras el país continúa con la política de «gasificación de la economía», el consumo ha experimentado un aumento significativo, alcanzando los 14 millones de metros cúbicos por día. Sin embargo, la producción, que actualmente se sitúa en 33 millones de metros cúbicos diarios, está mostrando una tendencia decreciente.
Esta disminución progresiva, que se ha venido advirtiendo desde 2015, ha llevado a una reducción del 44% en la producción para enero de 2024. Ante este escenario, “si Bolivia no logra encontrar campos de gas de gran tamaño, entre los años 2028 y 2029 podría verse obligada a importar gas para satisfacer la demanda interna”, lo que implicaría enfrentarse a los precios internacionales del mercado, proyectó Raúl Velásquez. (Erbol)