Hay museos donde todo está muy bien iluminado, con focos led, como si fuera siempre de día, y otros, casi cual depósitos de cosas viejas, tan o más oscuros que la propia noche. El grado de desarrollo y aplicación de técnicas museográficas modernas en los museos bolivianos es extremadamente variable. Mientras unos cuentan con hologramas, otros debaten su existencia en el abandono más cruel porque quienes lo implementaron no logran su gestión adecuada. Pero todo esto no impide que permanentemente surjan nuevos museos esta vez al amparo de familias que heredaron colecciones importantes de bienes culturales y que decidieron compartirlos mediante su exhibición en sus propias casas en las que, además, continúan viviendo.
Aunque no todos sepan el porqué, cada mes de mayo, en muchas ciudades y comunidades de Bolivia, se organiza la “noche de los museos”. La primera Larga Noche de Museos fue creada, como evento cultural en el circuito de los Museos Municipales de La Paz, por la distinguida gestora cultural Wara Cajías a principios del Siglo XXI. ¿Y por qué alrededor del 18 de mayo? Porque desde 1977 el ICOM (Consejo Internacional de Museos) organiza el Día Internacional de los Museos cada 18 de mayo con el objetivo de “concientizar sobre el hecho de que los museos son un importante medio para el intercambio cultural, el enriquecimiento de las culturas, así como para el desarrollo de la comprensión mutua, de la colaboración y de la paz entre los pueblos” (*).
En pocos años el fenómeno sociocultural de la “noche de museos” se expandió por toda Bolivia y en estos últimos, algunas ciudades han dividido esta “noche de museos” en varias noches, continuos o discontinuos, o bien lo han concentrado en una jornada intensa de activación cultural, artística, lúdica y comercial que el público disfruta. Es un movimiento cultural cuya asistencia es casi de carácter “obligatorio”.
Este movimiento, por supuesto, excede la noche. De hecho, comienza en la tarde e incluso en la mañana, con lo que es a la vez el día y la noche de los museos, y en ciertos casos, los días y las noches de los museos. Este fenómeno informa a todas luces que el público es altamente receptivo y a la vez demandante de estas activaciones culturales, aunque, por otro lado, poco le anima la idea de visitar los museos en momentos cotidianos. Son las dos caras de la moneda.
Estos megaeventos tienen exposiciones, guías, grupos musicales, recorridos, circuitos, publicidad, comerciantes, transporte, pero ¿Qué le falta a nuestros largos días y noches de museos? El mensaje.
Por eso el ICOM elige un mensaje cada año y, aunque no obliga a nadie a tomarlo en cuenta, es importante conocerlo, pues cada noche de museos en Bolivia se ejecuta como una visita a los museos y ya. Este año, 2024, el mensaje es “Museos por la educación y la Investigación”. Si se considera que es necesario vincular los museos a la educación y/o a la investigación en Bolivia podría ser pertinente compartir este mensaje. En caso contrario, habrá que crear mensajes propios. Sea como fuere, los días y noches de los museos no deberían crecer solo en número de asistentes sino también en el sentido que se le da, en la reflexión que podría propiciar. De esta forma, se evitará que caiga en el espectáculo callejero que divierta, pero no eduque.
(*) https://icom.museum/es/dia-internacional-de-los-museos/