domingo, diciembre 22, 2024
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El ataque cibernético pone en jaque derecho a la libertad de prensa

El ataque cibernético es cada vez más frecuente en Bolivia, al punto de afectar el derecho de la libertad de expresión y de prensa. En los últimos meses, han sufrido ataques de consideración los periódicos El Deber, Correo del Sur y la red Erbol.

El periódico El Deber sufrió el hackeo de su página web entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, pero logró recuperar el control de ésta, aunque la sensación de vulnerabilidad ha recorrido el mundo mediático, a la par de muestras de apoyo para el periódico y de repudio para los atacantes.

La red Erbol perdió el control de su página de Facebook en febrero del año pasado y, luego de un año de trámites y gestiones, logró recuperarla en febrero este año, pero la afectación ha sido grande porque era el principal canal de distribución de su información.

El periódico capitalino Correo del Sur sufrió la caída de su página de Facebook durante tres meses y, aunque logró recuperarla, luego fue víctima del bloqueo de sus contenidos por parte de esa red social. Una tercera forma de ataque contra Correo del Sur son las denuncias masivas contra su sitio web, lo que ha provocado la caída frecuente del portal.

El abogado especialista en seguridad digital, Sergio Ardaya, explica que los ataques digitales provocan “una grave afectación a la libertad de expresión” a través de dos vertientes: al periodista que ve restringido su trabajo de informar a sus audiencias, y a toda la ciudadana, que pierde la posibilidad de ser informada de manera plural.

“Se afecta el derecho a la libertad de expresión y de prensa, y provoca la afectación permanente en el tiempo”, indica el especialista a Sumando Voces, quien ayudó a varios medios en la tarea de gestionar agencias internacionales para la recuperación de las cuentas perdidas.

A los casos citados, hay que agregar el del desaparecido periódico Página Siete, que perdió el control de su cuenta de Twitter en febrero del año pasado y, cuando cerró, en junio pasado, había logrado recuperar la cuenta, pero no así los más de 600 mil seguidores que tenía.

Ardaya comenta que, si bien estos casos son públicos, existen otros que no salen a la luz y que incluso pueden significar el cierre de pequeños medios de comunicación porque, cuando se pierde una cuenta, es difícil lograr el mismo nivel de seguidores con una nueva, pues la gente cree que la cuenta oficial es la que tiene la mayor cantidad de seguidores y no la de reciente creación.

“Cuando un medio es chico sufre estos ataques, no tiene las mismas capacidades que una empresa grande, puede constituir la muerte del medio porque pierde los canales para comunicarse con su audiencia”, señala Ardaya, quien explica que estos ataques son “cada vez hay ataques más recurrentes y no solo a medios, sino también a periodistas”.

El diario El Deber informó que al finalizar el domingo “los periodistas que estaban de turno vieron con angustia cómo se bloqueaba su acceso a la herramienta que administra los contenidos. Inmediatamente después, los atacantes publicaron mensajes de odio y, finalmente, ya durante la madrugada se canceló la posibilidad de que los lectores y usuarios de El Deber digital accedan a la página para informarse”.Para este medio, “queda claro que se busca silenciar una voz que es potente y que tiene una gran llegada a las audiencias, dentro y fuera de Bolivia, porque incomoda la búsqueda de la verdad y porque no se tolera que este medio de comunicación tenga credibilidad y confianza de la ciudadanía”.

El gerente de tecnología del Grupo El Deber, Michael Ortiz, declaró que el hacker se puso en contacto con el periódico aparentando una comunicación desde Perú, pero él considera que proviene de otro continente porque el tráfico generado no es de Latinoamérica y porque se comunicó con un traductor. El supuesto atacante habría lanzado amenazas en contra de más medios.

Ortiz señaló que todo está controlado en El Deber y que, si bien se perdió el acceso por cinco horas, se pudo ingresar y hacer una copia de seguridad y luego se retomó el control de todo.

El caso de Erbol puede ser emblemático porque tuvo que enfrentar un año de trámites y gestiones para recuperar su página de Facebook. Su directora, Inés Gonzales, informa que gracias al apoyo de Acces Now, una organización internacional que trabaja en favor del internet abierto y libre, se logró recuperar la cuenta en febrero de este año.

“Es un perjuicio grande porque hemos dejado de llegar a un montón de gente que llegábamos y la data de ese año se ha perdido”, señala la directora, quien admite que Erbol había perdido la esperanza de recuperar su página y que por eso abrió una nueva “desde cero” que, si bien tuvo una buena cantidad de seguidores, no logró ni la décima parte que la que tenía la original que tenía alrededor de 500 mil seguidores.

“Ha sido un largo año, de volver a comenzar, de recuperar la cuenta, que ha sido llenada de basura en ese tiempo, de material que ha sido denigrante para el prestigio de Erbol porque los seguidores entraban y se encontraban con publicaciones ajenas al trabajo que hacemos”, indicó. En la primera etapa se publicaban contenidos pornográficos, y luego videos del Asia Mezclados con capturas de pantalla de las noticias antiguas de Erbol.

No se tiene información sobre los autores del ataque, salvo que provenía de un IP desde Singapur. Tampoco se puede afirmar que haya sido un ataque de carácter político, pero “por las circunstancias por las que atraviesa el periodismo en Bolivia es probable que haya sido una acción de esta naturaleza”.

El periódico sucrense Correo del Sur todavía sufre los efectos de sucesivos ataques digitales. El más duro de ellos fue la pérdida de la página de Facebook durante tres meses, cuando ésta tenía unos 800 mil seguidores, señala el director del medio, Marco Antonio Dipp.

“Se cayó repentinamente, ha estado caída durante tres meses, con el consiguiente impacto y el efecto multiplicador en la difusión de información. Fue un golpe duro al periódico”, comenta y explica que luego de múltiples apelaciones se retomó el control de la cuenta.

Dipp considera que “Facebook es la mayor red de censura del planeta”, porque restringe contenidos de los medios por sus políticas restrictivas.

Comentó que hace tres meses se volvió a restringir la página con la advertencia de pérdida definitiva por la publicación de un video en el que una fuente decía la palabra “maricones”, lo que fue interpretado como un mensaje homofóbico, además de múltiples denuncias que llevaron a la caída de la página.

“Es tan vulnerable el algoritmo de Facebook, tan maliciosamente diseñado para la censura que no se puede publicar nada. Tratándose de medios de comunicación certificados no debería existir esta limitación”, indica el también expresidente de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), que agrupa a propietarios y directores de medios de Bolivia.

Debido a estas penalizaciones, si bien Facebook permite publicar los contenidos, no los visualiza para los usuarios y, tomando en cuenta que esa red social sigue siendo la principal en Bolivia, el perjuicio es grande.

Por otro lado, indica Dipp, “nuestra página web se ha estado cayendo con mucha frecuencia debido a millones de ataques masivos” que provienen de países lejanos.

Cuando se le pregunta si el oficialismo podría estar detrás de estos ataques, Dipp se pregunta quién más podría tomarse la molestia de hacer este tipo de ataques, que son comunes en países populistas o llamados izquierdistas. (Brújula Digital/Sumando Voces)

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