Menos divisas, más ajuste de cinturones

Nuevas medidas financieras que está aplicando el Gobierno resultan ser contradictorias. Por un lado, hace anuncios de cierta naturaleza, pero en la práctica hace lo contrario, por lo que el Estado Plurinacional va perdiendo seriedad y, en vez de aliviar los problemas populares, los agrava.
En efecto, acerca de la provisión de dólares manifestó que los bancos pusieron límites a las transacciones en divisas norteamericanas, a las tarjetas, situación por la que la población no puede hacer sus pagos electrónicos por servicios que contrata. La medida provocó las reacciones de los beneficiarios, las que adquirieron carácter masivo en los medios de comunicación, al encontrarse impedidos de realizar con normalidad sus operaciones.
Los afectados por tal disposición, al no poder realizar esas transacciones llegaron a afirmar que, comparativamente, fueron medidas que ya aplicaron con anterioridad Cuba y Venezuela, lo que condujo a esos países a la quiebra y a las masas populares a la miseria y el hambre. Ese mismo tipo de decisiones financieras, fue también aplicado en Argentina, durante la llamada “era Kirchnerista”, práctica que condujo a esa nación a la crisis económica más aguda de su historia.
Sobre esa intempestiva medida, dirigida a limitar la circulación de divisas necesarias para atender necesidades de las poblaciones, un economista desde Tarija sostuvo que se disparan las comisiones, sabiendo que existe la necesidad de empresas y personas de hacer operaciones financieras con las divisas.
En otro aspecto, se rememora que, en tiempos no lejanos, durante la época de las “vacas gordas” el país llegó a contar hasta con 15 mil millones de dólares y, como no se pensaba en el futuro, esa suma no fue convertida en capital, para que se reproduzca, sino solamente sirvió como dinero para ser derrochado en gastos absurdos, generalmente para favorecer a sectores masistas. Además, no se tuvo previsión en sentido de que podría llegar la etapa de las “vacas flacas” y que los responsables tendrían que tomar su propio chocolate, es decir soportar crisis económica, aunque los perjudicados no serían ellos, sino los ciudadanos de a pie, como ocurre actualmente.
Sería, pues, necesario que en vez de pedir al pueblo ajustarse los cinturones, –que es lo que nos espera– el gobierno adopte medidas para el beneficio general y se permita que circulen las divisas que son indispensables para varias operaciones de orden económico. Finalmente, es posible comentar que, si el régimen masista hubiese pensado en rehabilitar los campos agrícolas, hoy no tendríamos necesidad de asistir a un espectáculo de miseria a corto plazo.