En la frontera de Guayaramerín, Bolivia y Guajará-Mirim, Brasil, existe una arraigada costumbre comercial que, si bien no está formalmente normada, constituye un elemento fundamental en la vida diaria de los ciudadanos fronterizos. Esta práctica, conocida como el derecho consuetudinario de los pueblos de frontera, se basa en una tradición de intercambio comercial y relacionamiento social que ha perdurado a lo largo del tiempo, manteniendo vivo el comercio y la actividad integradora en la región.
A pesar de las recientes tensiones y restricciones impuestas en la frontera, debido a denuncias de contrabando y tráfico de drogas, es importante reconocer el papel vital que juega esta costumbre comercial en la vida de los habitantes de Guayaramerín y Guajará-Mirim.
Durante años, los ciudadanos han realizado transacciones comerciales a diario, utilizando diversas embarcaciones y métodos de transporte para llevar productos de un lado a otro del río Mamoré, sobresaliendo los pequeños Peque-Peque, contribuyendo así al desarrollo económico, social y cultural de estos dos pueblos fronterizos.
El cierre temporal de los puertos, tanto de Bolivia como del Brasil y las medidas de control fronterizo unilateral, realizados por parte del Brasil, pueden haber generado tensiones y dificultades, pero no han logrado ni lograrán extinguir la práctica arraigada del comercio entre ambos pueblos. La determinación y la resiliencia de los ciudadanos fronterizos han prevalecido y prevalecerán, demostrando que la convivencia pacífica y de hermandad puede superar los obstáculos y desafíos que puedan surgir.
Es fundamental reconocer en los comités de frontera, mesas de hermandad, reuniones de coordinación y encuentros bilaterales propiciados por los Ministerios de Relaciones Exteriores de ambos países, la importancia de esta costumbre comercial, no solo como un medio de subsistencia económica, sino también como un vínculo vital que une a las comunidades fronterizas en una red de relaciones sociales, económicas y culturales.
A través del intercambio de bienes y servicios, se fortalecen los lazos de solidaridad y cooperación entre los habitantes de ambas orillas del río Mamoré, promoviendo la integración y el entendimiento mutuo.
A medida que las autoridades trabajan para resolver las tensiones en la frontera y garantizar un comercio justo y legal, es crucial que se reconozca y se respete el derecho consuetudinario de los pueblos de frontera. Esta práctica ancestral no solo es parte integral de la identidad y la historia de la región, sino también un ejemplo de la capacidad de los seres humanos para adaptarse y sobrevivir en entornos difíciles y cambiantes. Esta frontera se distingue de las demás por sus características únicas, no sólo por su posición geográfica privilegiada, sino por los Tratados y Acuerdos de Paz y Amistad que pusieron fin a los conflictos bilaterales y que refrendan el libre tránsito de personas y el dinamismo comercial a perpetuidad.
El derecho consuetudinario de los pueblos de frontera entre Guayaramerín Bolivia y Guajará-Mirim Brasil, representa un ejemplo valioso de convivencia pacífica y cooperación entre comunidades vecinas. A pesar de los desafíos y las adversidades, esta costumbre comercial continúa siendo y será un pilar fundamental en la vida de los ciudadanos fronterizos, alimentando el comercio vivo y la actividad integradora boliviana brasileña.
El Autor es Abogado Magister en Seguridad, Defensa y Desarrollo, Diplomado de Altos Estudios Nacionales.