miércoles, julio 3, 2024
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Los “alcaldes plátano”

Luz Castillo Vacano

Un sobrenombre muy común que reciben varios alcaldes en Bolivia es “alcalde plátano”. Es que cuando los ciudadanos se aproximan a ellos para consultar si hay alguna posibilidad de que sean destinados fondos municipales al mejoramiento de una vía pública, al impulso a una actividad turística o a la recolección de residuos sólidos los alcaldes suelen responder: “plata no hay”. Y con esa respuesta se cierra toda posibilidad de diálogo, gestión de fondos, elaboración de proyectos o cualquier otra alternativa al hecho de que no existan fondos en las arcas del gobierno municipal correspondiente. Entonces los ciudadanos se preguntan: ¿para qué está el alcalde?
Muchos gobiernos municipales no solo tienen los recursos limitados sino también carecen de capacidad de gestión de fondos, que consiste en establecer necesidades prioritarias, redactar unos perfiles de proyecto que apunten a satisfacerlas y efectuar la búsqueda de financiamiento.
Las fuentes de financiamiento son tanto estatales, privadas y de cooperación. Una importante fuente de canalización de recursos estatales es la Unidad de proyectos Especiales, cuyo portal web difunde información, por ejemplo, sobre el financiamiento de construcción de escuelas, centros de salud, puentes, entre otras obras. Entre las privadas se encuentran las empresas que pueden realizar una contribución activa y voluntaria para el mejoramiento social, económico y ambiental en el marco de la Responsabilidad Social Empresarial. Y las cooperaciones internacionales que destinan fondos importantes en diferentes áreas, como, por ejemplo, en salud, la Organización Panamericana de la Salud.
Cualquier gestión de fondos comienza con la elaboración de una idea de proyecto, es decir, escribir qué problema existe y cómo se lo podría resolver, qué necesidad aflige a la sociedad y de qué forma podría ser satisfecha. Pero también existen proyectos que apuntan a otras necesidades, como aquellas relacionadas al esparcimiento, al desarrollo cultural, a la educación, a las artes, al juego y la socialización. La idea de proyecto deberá convertirse en proyecto y luego en un proyecto a diseño final para ser presentado a una fuente de financiamiento. Este recorrido tiene un costo que la gestión de los “alcaldes plátano” no logra cubrir.
Enfrascados en los múltiples problemas que aquejan a las autoridades ediles, éstos frecuentemente olvidan el contacto con los habitantes de sus jurisdicciones y se dedican a tratar de resolver los problemas, a evitar procesos, a resolver conflictos de límites, a cambiar personal y a tratar de ejecutar el poco presupuesto que tienen. En eso se les va la gestión. Mientras que el personal mantiene su alta rotación, las tareas se posponen y cada nuevo técnico que ingresa debe empezar de nuevo, así como cada nuevo alcalde comienza de cero, porque al ingresar no encuentra archivos físicos ni digitales. Todo esto desacelera la gestión, haciendo más recurrente la respuesta de los alcaldes: “plata no hay”.
Pocos alcaldes priorizan la gestión de fondos y la recaudación de fondos propios, mediante la ejecución de actividades que pueden reportar ingresos, como la venta de productos y servicios, la creación de empresas municipales y la creación de tasas. Mientras tanto, los ciudadanos buscan formas creativas de desarrollarse y satisfacer sus necesidades y aspiraciones, algunas veces, prescindiendo totalmente de su gobierno municipal. Cuando estas iniciativas alcanzan trascendencia social, los “alcaldes plátano” se unen a sus gestores para “apoyarlas” y así hacer que les salpique un poco del prestigio ganado con mucho esfuerzo por esos ciudadanos, es decir, salir en la foto. ¿En su municipio hay un alcalde plátano?

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