sábado, julio 27, 2024
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TUMORES CEREBRALES INFANTILES

Cuando la detección temprana juega un papel esencial
Dr. Luis Alberto Ramirez López – Cirugía neurólogica, cirugía cerebro-vascular y cirugía de columna vertebral
Los tumores cerebrales infantiles son masas o crecimientos de células anormales que se producen en el cerebro de un niño o en el tejido y las estructuras cercanas. Existen muchos tipos diferentes de tumores cerebrales infantiles, algunos no cancerosos (benignos) y otros cancerosos (malignos).

El tratamiento y la probabilidad de recuperación dependen del tipo de tumor, su ubicación dentro del cerebro, si se ha diseminado y el estado de salud general del infante.

Los signos y síntomas de un tumor cerebral en los niños varían ampliamente y dependen del tipo, el tamaño, la ubicación y la velocidad de crecimiento del tumor. Estos son algunos de los síntomas más frecuentes de un tumor cerebral infantil: Dolores de cabeza, que se pueden volver más frecuentes e intensos, náuseas o vómitos sin causa aparente, aparición repentina de problemas de visión, como visión doble, una protuberancia en el punto blando (fontanela) en el cráneo de los bebés, convulsiones, especialmente cuando no hay antecedentes, movimientos oculares anormales, balbuceo, dificultad para mantener el equilibrio, desorientación, irritabilidad, cambios en la personalidad o el comportamiento y problemas de audición.
El diagnóstico de un tumor cerebral puede ser complicado en los niños, sobre todo en los más pequeños, incapaces de referir sus síntomas.

En los niños más pequeños, principalmente los que tienen menos de 3 o 4 años en el momento del diagnóstico, el tratamiento posquirúrgico suele realizarse con quimioterapia solamente, incluyendo altas dosis con rescate de progenitores hematopoyéticos, debido al impacto que las altas dosis de radiación pueden tener en el cerebro en desarrollo.

Existen diversas opciones de tratamiento que, fundamentalmente, son cirugía, quimioterapia y radioterapia. Las alteraciones neurocognitivas son uno de los efectos tardíos más devastadores en los pacientes pediátricos con tumores cerebrales; varían desde niveles leves a graves de deterioro y pueden persistir y/o empeorar con el tiempo, en ocasiones hay dificultades de atención y concentración, alteraciones de la memoria de trabajo, de la velocidad de procesamiento y del lenguaje.

La detección temprana además de tener un papel esencial, es una esperanza de vida para nuestros niños.

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