martes, noviembre 5, 2024
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El paraíso encantador

Severo Cruz Selaez

Con la democracia, recuperada con bombos y platillos, en octubre de 1982, ahora hay un “paraíso encantador”, donde medran, con recursos fiscales, quienes viven de la política. Actitud que asumieron no solo en bonanza económica, sino también en tiempos de crisis. Cuando escasean los dólares, afectando a diferentes sectores nacionales. Debido a que por la venta de gas el país ya no recibe millonarios ingresos, al contrario de lo que sucedía de 2006 al 2014. Parece que estamos retornando a la época de incertidumbre.
Tenemos, en este contexto, un ampuloso gabinete ministerial, incluido vice ministerios y otras reparticiones que, en vez de asumir políticas de austeridad, representan una fuerte erogación económica. Y “recientemente se aumentó el sueldo del Presidente (Arce) hasta el último funcionario público boliviano en 3% cuando el Estado no tiene plata” (1). Un parlamento con numerosos integrantes, entre ellos los “famosos” asesores, que no honran el papel que les fue conferido, pero tienen “dietas” que están por encima del salario de los trabajadores y la renta de los jubilados. Y ex dignatarios de Estado que, lejos de contribuir al bienestar nacional, perciben jugosas rentas. Miles de empleados públicos, afiliados al oficialismo, se alimentan cómodamente, gracias al erario público.
Es derroche fiscal. Si evitaríamos este hecho, tendríamos recursos para defendernos, en tiempos de crisis. Podríamos construir una Bolivia diferente y seguir trabajando por el bien común. Invirtiendo en salud, educación y seguridad ciudadana. Para preparar, asimismo, física e intelectualmente, a quienes nos remplazarán, próximamente. Somos pasajeros en la vida y en el gobierno, nada es perdurable. Debemos despojarnos del egoísmo, para dar cabida al bienestar social, con mejor calidad de vida. Tenemos descendencia que merece un futuro mejor. Ahorrando tendríamos capacidad para lograr el engrandecimiento nacional.
Deberíamos ser más austeros y ajustarnos a la realidad del país. Deberíamos ser más honestos y evitar el distraer a la opinión pública, con datos que no vienen al caso. Necesitamos reducir, por todos los medios, el gasto público, para con certeza vivir mejor, en democracia. Ahora que estamos conminados a ajustarnos el cinturón. Aunemos esfuerzos entre públicos y privados, para avizorar un futuro llevado, a favor, particularmente, de las personas necesitadas. Recordemos que, pese a la adversidad, “el sector exportador genera divisas suficientes” (2). Depongamos, por lo tanto, actitudes político ideológicas que solo dividen y enemistan.
En suma: los gobernantes deberían asumir la austeridad como signo de desprendimiento.

NOTAS
(1) “Descontento por precios altos, escasez de dólares y combustible”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 22 de mayo de 2024.
(2) “Escasez de dólares y abastecimiento irregular de combustibles es constante”. EL DIARIO, 22 de mayo de 2024.

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