Bien se puede recordar la sentencia que dice “Sobre mojado, llovido”, pues es lo que ocurre con la escasez de dólares en el mercado y la tendencia es a agravarse, porque el Estado no tiene ingresos, solo gastos, la producción nacional se ha derrumbado, aumenta el contrabando, los importadores se quejan por la falta de divisas y dejan de traer productos. Tales problemas muestran un horizonte de tempestad.
En efecto, las remesas que envían nuestros conciudadanos que viven en el extranjero han sufrido un bajón en el primer trimestre de este año, después de que estuvieron manteniéndose en alrededor de mil millones de dólares al año. Ese ritmo de remesas podría disminuir hasta fines de 2024, ya que los millones de compatriotas radicados en otros países se encontrarán con dificultades, por la crisis económica mundial.
Los datos estadísticos sobre las remesas en dólares que hacen los bolivianos del exterior a sus familiares cayeron en 11 por ciento, en comparación con los primeros tres meses de 2023, lo que agravaría la falta de moneda americana, inclusive si fuese sustituida por el yuan chino, en parte. Además, agravaría la condición colonial de Bolivia con relación a China. En forma específica, dichas remesas en el primer trimestre de este año fueron de 334 millones de dólares, después que en ese mismo lapso del 2023 habían sido de 376 millones.
Los principales países donde viven los bolivianos migrantes para encontrar mejores condiciones de vida y trabajo, son España, Estados Unidos y varios europeos, sin dejar de considerar las remesas que son enviadas de países vecinos, como Perú y Chile. No obstante, en otros hay tendencia a hacer recortes a sus envíos por las crisis económicas y políticas internas, como las de Argentina y Brasil. Una excepción sería Chile, cuyas compras han estado creciendo, en especial por la notable migración de trabajadores nacionales que se dirigen al país vecino en busca de trabajo.
Se remarca que la migración de bolivianos a Chile ha crecido en 35 por ciento y a la vez, una cantidad similar de chilenos se radicó en Bolivia con el deseo de encontrar radicatoria temporal o definitiva, en especial en Santa Cruz. Como ocurría en tiempos pasados, cuando, inclusive, venían a estudiar en universidades nacionales grupos de jóvenes en busca de profesionalización.
En cuanto a la migración boliviana a Chile, una de las más importantes es de campesinos de comunidades de Potosí y Oruro, en la frontera con ese país y donde se dedican a la minería y conforman un proletariado creciente. Pero abandonan sus actividades agrícolas en Bolivia, causando así una nueva baja en la producción agrícola destinada a las zonas urbanas, lo que favorece al contrabando.
En todo caso, la baja en las remesas en dólares a Bolivia, será otro factor que acentúe la crisis de divisas por la que se atraviesa, por un lado y, por otro, crece el éxodo de ciudadanos bolivianos al exterior, lo que representa fuga de mano de obra y abandono de tierras y fábricas. Lo peor es que el gobierno no mueve ni un pelo para frenar ese grave estado de cosas.
Caída de remesas agrava falta de dólares
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