Solo el esfuerzo de todos, inspirado en el mensaje del Mariscal Sucre, que dice: “Aún pediré otro premio a la nación: el de no destruir la obra de mi creación”, nos permitirá construir una Bolivia engrandecida y próspera, donde haya oportunidades para vivir dignamente. Una Bolivia diferente a la de nuestro tiempo, que languidece, bajo el mando de quienes creen ser los “enviados”. Y de los políticos, en su mayoría, que siempre han velado por sus intereses y menos por los de ella.
El cobre, cuya producción anual fluctúa entre 5.000 y 2.600 toneladas métricas, forjará el destino de dos países, con quienes compartimos fronteras. Pero nosotros, ante la caída de nuestro gas, “en más del 50%, en ingresos y producción” (1), deberíamos priorizar la exportación de productos tradicionales y no tradicionales, en particular, provenientes del occidente y el oriente, en la perspectiva de resolver el problema de la escasez de dólares. Es que “el Gobierno mató a la gallina de los huevos de oro: Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), al descuidar las inversiones en el sector de hidrocarburos” (2). Situación que tiende a generar inestabilidad política, en desmedro de la democracia, que tiene más de 40 años de vigencia.
Para lograr aquel objetivo de interés nacional, es necesario deponer actitudes regionalistas, divisionistas y de animadversión. Debemos reconstruir, con voluntad política, la estabilidad económica, bajo una sola bandera: el rojo, amarillo y verde. Con una sola consigna: la salvación nacional. Los protagonistas de la historia, en esta hora decisiva, deberían ser los actores públicos y privados, a fin de atraer, más que todo, las divisas que tanta falta nos hacen. Los últimos siempre han atraído dólares, pese a los problemas que tuvieron que confrontar. Pero los primeros deberían evitar atraer el odio, que tanto propalan ciertos regímenes autoritarios de la región.
Estamos inmersos, desgraciadamente, en una realidad económica adversa, donde “el ente emisor solo tiene 139 millones de dólares en reservas” (3). Pero el gobierno propaga otra versión. Solo el esfuerzo de todos, reiteramos, nos permitirá alcanzar mejores días, de cara al venidero. Sin poses ideológicas, sino con amor a Bolivia. Sin falacias, sino con certezas. Sin calumnias, sino con apego a la verdad. Sin patrones externos que nos dicten recetas. Sin persecución ni acoso político. Sin exilio ni encarcelamiento. Sin menosprecio ni descalificación. Sin amenaza ni intimidación. Con libertad de expresión, básicamente, en democracia.
En suma: en el momento, vencer los escollos económicos amerita el esfuerzo de gobernantes, parlamentarios, empresarios, trabajadores, informales y otros, pero con una férrea e inquebrantable unidad nacional. En caso contrario, pereceremos. ¡Dios nos ampare!
NOTAS
(1) “Bancos y BCB en impasse por escasez del dólar”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 24 de mayo de 2024.
(2) Ídem.
(3) Ídem.